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Campanilleros de la Virgen de la Aurora de Castro del Río

De Ateneo de Córdoba
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Antecedentes históricos y religiosos

Virgen de la Aurora (Castro del Río)

Los cantos de la Aurora Castreña son la versión local de los tradicionales “campanilleros”, muy populares en toda Andalucía y de gran arraigo en algunos pueblos de la provincia cordobesa, entre ellos, por supuesto, Castro del Río, donde a pesar del momento crítico que atravesó hace unos años, se ha mantenido viva la llama de esta tradición.

Tanto las coplas de la Aurora como la de los campanilleros tienen su origen en la llamada al Rosario. En algunos pueblos, como el nuestro, se llama a estos cantos “Coplas de la Aurora” tomando el nombre de su hora de celebración. La aurora, es, como sabemos, esa luz difusa que precede inmediatamente a la salida del sol. Y de salir el Rosario a esa hora nació la advocación de la Virgen María como Nuestra Señora de la Aurora y la Hermandad de su nombre. En otros, se les llama “cantes de campanilleros”, tomando su nombre genérico de “campanillero” o sea, “miembro de una agrupación que entona canciones de carácter religioso, con acompañamiento de campanillas” como podemos leer en su acepción más extendida.

En opinión del escritor José Blas Vega, los coros de los campanilleros que han cantando y cantan en Andalucía acompañando a los Rosarios de la Aurora, se iniciaron sobre finales del siglo XVII por el religioso capuchino Fray Pablo de Cádiz, según algunos tratadistas y por Fray Pedro de Ulloa, según otros, y se extendieron por pueblos y ciudades creando una tradición folklórico-religiosa. En analogía con esas fechas, se viene diciendo desde antiguo por la transmisión oral que “la Hermandad de Nuestra Señora de la Aurora de Castro del Río tiene su origen en la devoción a la Virgen de su nombre que desde finales del siglo XVII se mantiene en este pueblo, con la celebración popular de los Rosarios de la Aurora, que acompañados de coros y campanilleros, recorren las calles a tempranas horas de la mañana”.

No consta documentada fehacientemente su constitución primitiva, al haber desaparecido el archivo de la Hermandad. Tampoco en ninguna publicación local se había incluido trabajo alguno relacionado con la Aurora que aportara datos históricos, hasta la aparición del libro de Juan Aranda Doncel, nuestro cronista oficial, titulado La Ermita de la Madre de Dios de Castro del Río. Estudio histórico y artístico, publicado en 1992, del que transcribimos: “La Hermandad de Nuestra Señora de la aurora de Castro del Río de Castro del Río, se erige en el siglo XVIII en la ermita de Madre de Dios y sus miembros dan culto a una imagen de la Virgen con el Niño, conocida bajo la advocación de la Virgen de la Aurora. Uno de los objetivos prioritarios de la Hermandad es fomentar el rezo del Santo Rosario por las calles de la población al amanecer. La llamada a los fieles se realiza mediante las Coplas de la Aurora que han calado a lo largo de los siglos en todos los castreños”.

El hallazgo por el citado cronista en los protocolos notariales de la escritura de venta de una casa, otorgada el 4 de octubre de 1772 ante el escribano público Pedro Francisco de Escobar, nos da fe de su existencia en la citada fecha, pues en el mencionado documento aparece el nombre de Luís Carretero “Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestra Señora de la Aurora de esta villa de Castro del Río”.

La Hermandad se reestructuró a mediados del siglo XIX, cuando el Papa Pío IX definió, por medio de la Bula “Inefabilis”, el 8 de diciembre de 1854, que María, desde el instante de su concepción, había sido preservada del pecado original, lo que se conoce por el Dogma de la Inmaculada Concepción viniéndose desde esa fecha celebrándose el Rosario de la Aurora, con su previa llamada con acompañamiento musical, en las tradicionales nueve noches del treinta de noviembre al ocho de diciembre.

También podemos observar en un antiguo opúsculo adquirido por el Ayuntamiento de Castro del Río en el año 2001, titulado Funciones que los Gremios de esta Villa de Castro el Leal del Río dedicaron a la Pura y Limpia Concepción, Año 1762, plagado de composiciones poéticas religiosas, entre las que se encuentra una loa, de métrica idéntica a la de las coplas de la Aurora, que se cantó en esa ocasión tomando como base esas composiciones musicales ya existentes en nuestro pueblo.

Los datos anteriores nos dan prueba fidedigna de la existencia de la Hermandad de la Nuestra Señora de la Aurora en Castro del Río a lo largo de doscientos cuarenta y seis años, aunque con toda probabilidad esta presencia supere los tres siglos.

Aspecto musical

A diferencia de algún otro sitio, en que la Aurora se canta por una voz solista en su estrofa principal y es contestada por el coro en el estribillo, generalmente y ese es nuestro caso, se canta en su totalidad por los miembros de la agrupación conjuntamente, a dos voces masculinas: altos y bajos. La primera aguda y sobresaliente, la segunda seria y grave. Cuando existe un buen ensamblaje entre las dos, la Aurora suena bella, de gran plasticidad, siempre dentro de un estilo y un sabor populares. Con una línea melódica pegadiza y vibrante, de autoría que devino en anónima con el discurrir de los tiempos, la Aurora castreña es peculiar y diferente, dentro de la homogeneidad de la métrica con las de otras localidades cordobesas. Uno de los rasgos a destacar del canto de la Aurora castreña es la participación popular. Porque aparte de que haya un reducido grupo que, junto con los músicos, formen el núcleo de dirección, prácticamente todos los asistentes intervienen en el canto de las coplas.

En general, los coros de Aurora y campanilleros, como grupos de origen rural, campesino, también tuvieron en su origen rurales y primitivos los instrumentos con los que acompañaban sus cantos. El más fundamental de todos es la collera de campanillas, empleando también el triángulo para marcar el compás. Posteriormente se incorporan la guitarra, la bandurria y el laúd. En algunos pueblos, como Castro, también el violín. Más reciente es la incorporación de los instrumentos de viento, que es casi exclusivo en la actualidad, en que la Aurora cuenta, además de campanillas y guitarras, con saxofones, clarinetes, trompetas, trombón, flauta y tuba, y hasta el fallecimiento de Andrés Garrido, de acordeón, lo que ha dado lugar a que, musicalmente, la Aurora castreña haya devenido paulatinamente en su actual estructura, viva, rápida y jugosa, a diferencia de la línea más lenta y de acompañamiento más escueto que con toda seguridad tendría en sus principios.

En este aspecto musical, hemos de destacar la participación, en 1990, en el disco La Aurora en los pueblos de Córdoba, grabación coordinada por el flamencólogo Agustín Gómez, que incluyó la Aurora de Benamejí, Castro del Río, Lucena, Montilla, Monturque, Priego y Rute.

Punto y aparte merece la versión orquestada y coral de nuestra Aurora debida a un gran músico castreño: Joaquín Villatoro Medina, con un arreglo realizado sobre la estructura melódica tradicional, aunque difiera de ella en algunos matices. Fue estrenada en Castro del Río el día 28 de abril de 1978 en un concierto a cargo de la Orquesta y Orfeón Jerezanos, bajo la dirección del Maestro Villatoro. La misma versión fue montada por la Coral “Alfonso X El Sabio” para el Concierto-Homenaje que en memoria del ilustre músico castreño se celebró el día 1 de mayo de 1988. También fue recogida en una cassette editada por ella, aunque en sus actuaciones posteriores optó por la versión tradicional y popular.

Y como última aportación musical a nuestra Aurora, señalar el encomiable trabajo realizado por el Director de la Banda de la Agrupación “Maestros Villatoro y Algaba”, Francisco Navarro Lara, transcribiendo al pentagrama la orquestación de la Aurora para todos los instrumentos de la misma. Esta versión completa se estrenó con motivo del Concierto de Santa Cecilia del año 2002.

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