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Democracia cristiana

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Democracia cristiana es una ideología política que busca aplicar los principios del cristianismo (a menudo el catolicismo en particular) a las políticas públicas. Esta ideología surgió en el siglo XIX en Europa , y continúa teniendo influencia en Europa y Latinoamérica.

En la práctica política, la Democracia Cristiana es considerada de derecha en asuntos morales y culturales y de izquierda en temas laborales y económicos. Aunque en muchas ocasiones la democracia cristiana ha aceptado el liberalismo, y comparte la idea de la reducción de impuestos con la intervenión social, con el fin de acabar con la injusticia social. Por esa razón es frecuente encontrar partidos democristianos en la centro-derecha.

Para la iglesia católica, la Democracia Cristiana ha existido desde los fines del siglo XIX, cuando el Papa León XIII escribió la encíclica Rerum Novarum, una respuesta al socialismo y a los nuevos sindicatos en la cual el Vaticano reconoció las privaciones del trabajador y se dispuso a aliviarlas.

La Iglesia Católica aclaró su posición al respecto en la Quadragesimo Anno, una encíclica hecho por el Papa Pío XI en 1931. Aunque hay muchas formas de democracia cristiana, generalmente están de acuerdo en ciertas materias. Su idea del Estado no corresponde a la de los liberales: debe ser descentralizado y estar compuesto de varios conjuntos, pero debe tener una capacidad indiscutible. Los democratacristianos creen que la sociedad debe ser responsable de la economía, pero no discuten los principios del capitalismo, creen que debe haber un capitalismo con rostro humano, lo que lo diferencia de la socialdemocracia. La democracia cristiana se parece más al socialismo cristiano en que cree que el deber del Estado es cuidar de sus ciudadanos.

Los democratacristianos generalmente siguen la posición del Vaticano en temas morales. Sin embargo, la mayoría de ellos ha aceptado el divorcio y el gobierno secular, y algunos han aceptado el aborto.

Los partidos democratacristianos suelen decir que son de "inspiración cristiana", en buena parte por influencia maritainiana. Incluso al calificar de cristiana la democracia parece subrayarse esta idea. Dentro de las filas del propio social-cristianismo la cuestión del nombre ya ha sido muy debatida. Y de hecho algunos de estos grupos políticos han desechado la etiqueta por cuanto compromete y responsabiliza a los miembros en esta cuestión.

La democracia cristiana ha sido más prominente en Italia, Alemania, Países Bajos y América Latina, destacándose Chile, México, Venezuela y Republica Dominicana. El primero ha tenido tres presidentes democratacristianos: Eduardo Frei Montalva (1964-1970), Patricio Aylwin Azócar (1990-1994) y Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000); el segundo dos: Vicente Fox y Felipe Calderón; el tercero también dos: Rafael Caldera y Luís Herrera Campíns; y en Republica Dominicana Joaquin Balaguer por varios periodos.

En América Central después de años de dictaduras y gobiernos autoritarios algunos de los primeros presidentes civiles electos fueron democratacristianos: José Napoleón Duarte (El Salvador (1984-1989), Marco Vinicio Cerezo Arévalo (Guatemala, 1986-1990). En Costa Rica, han sido electos presidentes por el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) ha sido gobernada por Rafael Ángel Calderón Fournier (1990-1994), Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (1998 - 2002) y Abel Pacheco de la Espriella (2002 - 2006).

Historia

El cristianismo, históricamente, había tenido una intervención directa en lo político, con distintos planteamientos desde el debate que arranca con San Agustín. Sin embargo, ante la nueva sociedad que surge de las revoluciones industriales, no había realizado un planteamiento específico.

Fue a finales del siglo XIX cuando surgieron en el norte de Francia, y en zonas de Bélgica y Holanda los primeros grupos que se autodenominaron democratacristianos. Esta fórmula de sindicalismo confesional representó un choque con el catolicismo tradicional, lo que obligó a la intervención del Vaticano. El Papa, León XIII, con la encíclica Graves de Communi rechazó el sindicalismo que implicaba la lucha de clases.

A principios del siglo XX, en Italia, el político católico Sturzo fundó el Partido Popular Italiano, una formación que se definía como democristiana. El Vaticano, que seguía tutelando la participación de los católicos en la vida pública, estableció como límite los pactos o acuerdos con los partidos considerados ateos.

La democracia cristiana siguió creciendo, no sólo en Europa occidental, sino también en países de América latina, como Chile. Tras la Segunda Guerra Mundial, y concretamente en la década de los 60, tras el Concilio Vaticano II, el Vaticano dejó de tutelar directamente a la democracia cristiana, que basa sus actuaciones alrededor del humanismo cristiano.

Las bases doctrinales de la democracia cristiana las podemos encontrar en la obra de Tomás de Aquino, quien establecía los tres planos del mundo. En el vértice superior, está la ley eterna, o ley divina. De este derecho divino deriva la ley natural, que es el conjunto de normas éticas aprehendidas racionalmente por el hombre. En un tercer plano se sitúa la ley humana, que es el conjunto de normas para la organización de la sociedad. Estos tres planos, según Tomás de Aquino deben estar en armonía y no debe haber contradicciones entre ellos, para que se genere lo que llamó como civitas.

Este planteamiento, para el tiempo presente, se actualiza con la doctrina social de la Iglesia, que se construye sobre todo con las encíclicas de León XIII. En la Libertas Praestantissimum defiende la libertad del hombre pero rechaza al liberalismo porque éste no asume la autoridad divina. La más importante para la doctrina social de la iglesia es la Rerum Novarum (1891), en la que se reconoce la situación de miseria en la que vivían muchos trabajadores como resultado del afán de enriquecimiento que produce el liberalismo capitalista. Pero la alternativa no podía ser el socialismo por dos motivos: porque era ateo y porque era colectivista, y atentaba por tanto a la propiedad privada que se consideraba esencial para el mantenimiento con dignidad de la familia.

La solución que propone es una alternativa pactista, que parte de la idea de que tanto empresarios como trabajadores, son todos hijos de Yahvé, y por lo tanto deben ceder en sus aspiraciones para llegar a un acuerdo entre ellos. Otra aportación innovante de la Rerum Novarum es que anticipa la llegada del estado del bienestar, cuando plantea la intervención del estado para atenuar las situaciones de injusticia social e incidir en el reparto de la riqueza.

Otra innovación importante es la que encontramos en la encíclica de Pío XI, Quadragesimo Anno (1931). En esta encíclica se alientan las vías cooperativas en las empresas donde trabajadores y empresarios participan tanto en la gestión como en los beneficios.

En la segunda mitad del siglo XX, y coincidiendo con la progresiva emancipación de la tutela vaticana de la democracia cristiana, esta corriente ideológica ha ido consolidándose y extendiéndose. La Internacional Demócrata Cristiana (IDC), agrupa a un centenar de partidos, fundamentalmente europeos y latinoamericanos.

El más antiguo de España es el PNV (Partido Nacionalista Vasco), que es centenario, pero actualmente es un partido aconfesional y progresista en temas sociales, y la UDC (Unió Democràtica de Catalunya), que acaba de cumplir 75 años. En el año 1990, la antigua Alianza Popular (AP), en su refundación, abandonó la adscripción conservadora para integrarse en el ámbito de la democracia cristiana. En el inicio del siglo XXI, esta internacional, y a iniciativa de los españoles, ha asumido una doble denominación, y también se llama Internacional Demócrata de Centro, para ampliar la presencia de partidos que tenían reparos hacia las denominaciones religiosas.

La democracia cristiana es actualmente una corriente que ha experimentado una evolución paralela a la que tuvo la socialdemocracia. Si ésta es interclasista, la democracia cristiana se dirige a un electorado no exclusivamente religioso.

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