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Georg Büchner

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Karl Georg Büchner (17 de octubre de 181319 de febrero de 1837), dramaturgo alemán y escritor de prosa. Era hijo del renombrado químico y médico forense Ernst Büchner, y hermano del físico y filósofo Ludwig Büchner. El talento de Büchner es generalmente tenido en gran estima tanto en Alemania como en el extranjero y sus obras se representan con frecuencia. Se considera que, de no haber muerto tan joven, hubiese adquirido la importancia de Goethe y Schiller.

Biografía

Nació en Goddelau, cerca de Darmstadt, Hesse-Darmstadt, primogénito del médico Ernst Büchner y de Caroline Reuss. Asistió al colegio privado del Dr. Karl Weiterhausen de 1822 a 1825, y cursó estudios secundarios en el instituto Ludwig Georg de Dramstadt donde se especializó en ciencias y en lenguas modernas (francés, italiano e inglés).

Los Büchner habían educado a sus hijos en un ambiente en el que predominaba el gusto por las ciencias, la literatura y la cultura en general. El doctor Ernst Büchner, padre de Georg, había sido cirujano castrense de los ejércitos napoleónicos durante cinco años, antes de ser médico en Goddelau. Químico industrial de renombre, fue el inventor de varias herramientas científicas como el embudo Büchner. Su admiración por la figura de Napoleón y su interés por todo lo relacionado con la cultura francesa tuvo sin duda su influencia en el hijo. Ernst Büchner, que era ateo, suscitó el interés de sus dos hijos, Ludwig y Georg, por la ciencia y una visión materialista de la realidad.

La madre, Caroline Reuss, quien pertenecía a una familia de altos funcionarios de Pirmasens, en un pequeño condado anexionado a Francia de 1793 a 1814, también contribuyó al desarrollo del talento creativo de Georg con su enorme afición a la literatura. Fue ella quien le educó hasta los nueve años.

La primera muestra del pensamiento de un jovencísimo Georg Büchner —17 años— la tenemos en un ejercicio escolar: su defensa del suicidio de Catón de Útica. El eje de su argumentación es la idea de que la vida no es un mero lugar de tránsito hacia un paraíso post mortem sino un fin en sí misma. En 1828 se interesa por la política y forma un círculo de aficionados a William Shakespeare que probablemente será el núcleo de la futura Gesellschaft für Menschenrechte ("Sociedad para los Derechos Humanos") que fundará unos años más tarde.

En noviembre de 1831, entra en la universidad de Estrasburgo para estudiar medicina. Allí profundiza su conocimiento de la literatura francesa, y entra en contacto con grupos republicanos franceses, opositores a la monarquía de Julio establecida después de la abortada revolución de 1830. Se aloja en casa del pastor protestante Johann Jakob Jägle, de cuya hija se enamora y con la que se compromete en la primavera de 1832.

A finales de 1833 enferma de meningitis y decide terminar sus estudios en la Universidad de Giessen.

En aquellos años, Büchner participa activamente a los movimientos que sacuden Alemania en pro de la unificación de sus 50 estados, la mayoría de ellos gobernada por monarcas absolutistas. En abril de 1833, después del fracaso de una tentativa de insurrección liderada por estudiantes y liberales en Fráncfort del Meno, Georg tiene que tranquilizar a sus padres, preocupados por sus tendencias políticas, asegurándoles que se mantendrá apartado de todo tipo de actividades subversivas, lo que no es obstáculo para que defienda la revolución como único medio capaz de cambiar un orden social que considera injusto. En una carta escrita al dramaturgo y periodista Karl Gutzkow, afirma que "la lucha entre ricos y pobres es el único combate revolucionario en el mundo".

Inspirado por las teorías socialistas utópicas de François Babeuf y Henri de Saint-Simon y el pragmatismo revolucionario de Louis Auguste Blanqui, funda en marzo de 1833 una sociedad secreta dedicada a la causa revolucionaria, la Gesellschaft für Menschenrechte ("Sociedad para los derechos del hombre"), al instar de sociedades similares existentes en Francia. Al mes siguiente, regresa a casa de sus padres en Darmstadt donde crea una sección de la misma sociedad.

En 1834 conoce al pastor protestante Friedrich Ludwig Weidig, figura protagonista de la oposición en el condado de Hesse. Redacta con él el libelo revolucionario Der Hessische Landbote (El mensajero rural de Hessen), destinado a sublevar a los campesinos de Hesse, en el que proclama: «¡Paz en las cabañas, guerra en los palacios!».

A partir de octubre de 1834, Büchner empieza a escribir La muerte de Danton (Dantons Tod). Publica numerosos artículos polémicos y satíricos en El mensajero de Hesse, lo que le vale ser censurado y perseguido por las autoridades. Tras la publicación de El mensajero rural de Hessen, Büchner es acusado de traición y buscado por la policía. Consigue huir pero el pastor Weidig es arrestado, torturado y muere en prisión. Büchner se oculta en casa de sus padres donde termina de redactar La muerte de Danton. Pero es traicionado y tiene que abandonar su país y huir a Estrasburgo en 1835.

Ese mismo año, traduce al alemán dos obras de Victor Hugo: Lucrèce Borgia y Marie Tudor. En 1836, emprende investigaciones científicas en biología y es admitido como miembro de la Sociedad de Historia Natural de Estrasburgo. Gracias a su estudio Mémoire sur le système nerveux du barbeau (Cyprinus barbus L.), publicado en París y Estrasburgo, obtiene un doctorado por la universidad de Zúrich. Emprende la redacción de la primera versión de su obra Leoncio y Lena.

A finales de 1836, Georg Büchner se traslada a Zúrich donde se le ofrece un puesto de profesor adjunto en la facultad de medicina. Al mismo tiempo, será privatdozent de ciencias naturales en la universidad. Aparte de su labor de investigador, mantiene contactos con otros refugiados políticos y trabaja en Woyzeck. La obra permanecerá inconclusa y fragmentada en cuatro manuscritos, por lo que se desconoce el final que el autor tenía pensado.

Georg Büchner murió en Zúrich, poco después de haber dado una conferencia en la universidad. El tifus se llevó su vida el 19 de febrero de 1837 a la edad de veintitrés años y cuatro meses. La brevedad de su obra no ha sido obstáculo para que esté considerado uno de los mayores autores de teatro contemporáneos, precursor de varios estilos, entre ellos el teatro del absurdo o el expresionismo.

Notas sobre su obra

En 1835 fue publicada su primera obra teatral, Dantons Tod (La muerte de Danton), sobre la Revolución francesa y considerada por muchos como su obra capital, seguida por Lenz (publicada primero parcialmente por la Deutsche Revue de Karl Gutzkow y Wienberg, que fue prohibida pronto). En 1836 escribió su segunda obra teatral —Leonce und Lena—, una pieza menor escrita para un concurso donde describe con ironía la ociosidad de aquella capa de la sociedad para la cual la vida es un «largo domingo». Su drama más famoso, Woyzeck, es la primera obra literaria en alemán cuyos personajes eran miembros de la clase trabajadora (proletaria). Publicada póstumamente, fue la base de la ópera Wozzeck, de Alban Berg (estrenada en 1925).

Woyzeck, ha sido reconstruida a partir de los fragmentos dejados por su autor, aunque, se debe aclarar, el orden de los mismos sigue constituyendo un problema para los filólogos. Además existen varias versiones de algunas escenas, por ejemplo, pudiera ser que Büchner quisiese incluir el juicio de Woyzeck en la obra, con la condena a muerte como final. Oficialmente se la considera «inconclusa». Está basada en hechos reales: un barbero apuñala en Leipzig a su amante sin un motivo aparente. La posible enajenación mental del autor del crimen y los límites de la responsabilidad humana fueron objeto del interés de los hombres de ciencia y los juristas de la época y objeto de debate.

El Woyzeck büchneriano cobra un sobresueldo trabajando como conejillo de indias para un médico. A partir de aquí su creador hace un minucioso análisis psicológico del perturbado barbero y soldado, entrelazado con crítica social.

Dantons Tod o La muerte de Danton, escrita en cinco semanas cuando Büchner debía permanecer oculto en el hogar paterno, se desarrolla en torno a la contraposición ideológica y psicológica de las personalidades de Danton y Robespierre: un Danton humano, gran orador, extrovertido, pasional, arrepentido de sus errores y crímenes, sensual y vividor frente a un Robespierre rígido, frío, austero, puritano e inflexible. Ellos son los dos ejes de la argumentación, las dos formas de ver la Revolución. Büchner se documentó de forma exhaustiva para esta obra teatral, la cual incluye fragmentos de discursos auténticos. La primera edición de esta obra fue "depurada" de obscenidades y expresiones inconvenientes por su editor, el también escritor Karl Gutzkow, eso sí, de forma involuntaria y por imposiciones de la censura. Gutzkow afirmó que lamentaba haber tenido que efectuar unos recortes que dejaban la obra «hecha una ruina», según sus palabras.

Büchner era un autor alemán poco conocido cuando Karl-Emil Franzos publicó sus obras, que posteriormente tuvieron una gran influencia en el naturalismo. Arnold Zweig consideró a Lenz, la única obra en prosa de Büchner, el «inicio de la moderna prosa europea». Lenz es una novela basada en la vida del poeta del Sturm und Drang Jakob Michael Reinhold Lenz.

El propio Büchner consideraba a Reinhold Lenz su maestro porque, entre otras cosas, compartía su deseo de mostrar la naturaleza humana «sin velos». Como curiosidad se puede añadir que otro gigante de las letras germanas, Franz Kafka, era gran admirador de Reinhold Lenz, quien enloqueció a los veintisiete años de edad.

Lenz está además considerada la primera descripción científica de la esquizofrenia que aparece en la literatura universal. Estos párrafos ilustran el estado de ánimo del autor hacia: «Ni siquiera tengo la voluptuosidad del dolor y del ansia. Desde que atravesé el puente sobre el Rhin estoy como muerto por dentro, ni un solo sentimiento aparece en mí» («Ich habe nicht einmal die Wollust des Schmerzes und des Sehnens. Seit ich über die Rheinbrücke ging, bin ich wie in mir vernichtet, ein einzelnes Gefühl taucht nicht in mir auf. Ich bin ein Automat; die Seele ist mir genommen»); «El primer momento luminoso desde hace ocho días. Continuo dolor de cabeza y fiebre, por la noche apenas dos horas de escaso reposo. Hace dos horas que no me puedo acostar, y entonces un permanente sobresalto del sueño y un mar de pensamientos en los que pierdo el sueño» («Der erste helle Augenblick seit acht Tagen. Unaufhörliches Kopfweh und Fieber, die Nacht kaum einige Stunden dürftiger Ruhe. Vor zwei Uhr komme ich in kein Bett, und dann ein beständiges Auffahren aus dem Schlaf und ein Meer von Gedanken, in denen mir die Sinne vergehen.»); «Me asusto de mí mismo. El sentimiento de estar muerto estaba siempre sobre mí» («Ich erschrak vor mir selbst. Das Gefühl des Gestorbenseins war immer über mir»). Esta correspondencia es de marzo del año 1834, un año antes de escribir Lenz y La muerte de Danton. En el año 1836 escribe Leoncio y Lena y en su último año de vida, 1837, Woyzeck.

Aparte de las obras mencionadas, se sabe que Büchner escribió otro drama, Pietro Aretino, y un diario, los dos en manos de su prometida, Minna Jaegle, culpable junto con la familia Büchner y el editor Karl Gutzkow de que hoy no podamos disponer de ambos. Todos aquellos que de una u otra manera estuvieron relacionados con el autor de Woyzeck se esforzaron tras su muerte más por limpiar la imagen del difunto en beneficio de su propio prestigio, nombre y posición social que por preservar intacta su obra.

Una descripción de Georg Büchner

La tenemos gracias al aviso de búsqueda de la policía de Hessen, emitido en junio de 1835: alto, de cejas y cabellos rubios, delgado, de ojos grises y miopes, frente muy abombada y boca acentuadamente estrecha. En la Universidad de Giessen sus compañeros le tenían por cerrado y altivo. Georg se defendía de su mala fama argumentando que era la política y no el desdén intelectual lo que le mantenía apartado de sus compañeros.

La huella de Büchner

En los albores del siglo XX se comenzó a situar la obra de este autor en el puesto de honor que hoy ocupa. Max Frisch, Gerhard Hauptmann, su redescubridor, Frank Wedekind, el creador de Lulú, o Brecht fueron, entre otros, sus admiradores. Antonin Artaud incluyó Woyzeck en su selección Teatro de la Crueldad. Max Reinhardt y Orson Welles se ocuparon de llevar a escena La muerte de Danton.

Buena prueba de su valor dentro de las letras germanas es que el Premio Nacional de Literatura se llama Georg Büchner-Preis.

Afirma el dramaturgo alemán Carl Zuckmayer: «Yo en realidad no tengo ningún modelo excepto uno al que quiero llamar el gran modelo de todo el teatro moderno ... Georg Büchner».

Para Bertolt Brecht Georg Büchner fue la principal inspiración de su evolución como dramaturgo.

Gerhard Hauptmann vio en Woyzeck el primer héroe proletario fruto del determinismo ambiental y genético.

Frank Wedekind, autor de La caja de Pandora, donde nos ofrece su creación más famosa, el personaje de la seductora omnisexual que muere a manos de Jack el Destripador, Lulú, no sólo fue uno de los «redescubridores» de Georg Büchner, sino también otro de los autores que muestra claramente su influencia, particularmente en su crítica a la sociedad burguesa y en las descripciones sin tapujos de la realidad de la naturaleza humana, particularmente en su aspecto sexual.

Constantes de su obra

  • Su preocupación por el dolor humano en todas sus formas, desde aquel que está provocado por la injusticia social hasta el consecuente a la propia desorientación del hombre en el seno de la Creación, sea dolor físico o sufrimiento existencial.
  • El amor a todas las criaturas humanas, a las gentes sencillas. Según él, y como observa el protagonista de Leonce y Lena, "(...) hasta el más humilde entre los hombres es tan grande que la vida es demasiado breve para poder amarlo".
  • Descripción naturalista de hombres y ambientes e interés por los condicionamientos biológicos del comportamiento humano. Un buen ejemplo son los efectos en Woyzeck de los experimentos a los que le somete el doctor.
  • El sentimiento de vacío, de sinsentido de la vida que a menudo se apodera de sus personajes. La existencia es una «herida» en la nada y nuestra finalidad «esa X eternamente denegada» (La muerte de Danton). Esta obsesión recorre su obra y su correspondencia, no hace distinción entre sus personajes, ricos o pobres, con ironía (en Leoncio y Lena) o con sus tonos más trágicos, desde la vida ociosa y placentera para la cual el tiempo mismo es un bien demasiado abundante (véanse las palabras del Capitán al comienzo de Woyzeck) hasta Woyzeck, que no es dueño ni se su propio cuerpo, y pasando por quienes se encuentran a las puertas de la muerte y recapitulan sobre su pasado (La muerte de Danton): el nihilismo como dimensión espiritual del sufrimiento humano.
  • El estudio de la locura en Lenz y en Woyzeck. La locura no sólo es representada como desvarío intelectual o la incapacidad de compartir la misma percepción de la realidad que el resto de los seres humanos —es el caso de Woyzeck—, sino también como un no poder sentir ni desear —en Lenz—. La locura se nos representa como algo que trasciende al nihilismo intelectual de, por ejemplo, un Danton o un Leoncio, para convertirse en una «nada» emocional.
  • La burla del tedio y los prejuicios burgueses.
  • La compasión y la comprensión frente a la rigidez de la condena moral implacable de quienes se sienten a gusto con su conciencia: Danton frente a Robespierre, la actitud frente al crimen de Woyzeck, quien apenas es dueño de sus actos.
  • Un fino análisis psicológico de sus personajes. La modernidad de su estilo y forma de abordar el drama.
  • Su propia obra, como es fácil suponer, no ha podido mantenerse al margen de la polémica ideológica[cita requerida] entre quienes quieren ver en él a un materialista con simpatías por un socialismo incipiente y quienes destacan el pesimismo y el fatalismo nihilista que recorren toda su obra, tan contradictorios con cualquier actitud positiva y transformadora.
  • La controversia sobre su evolución en materia de fe religiosa no es menor. Por una parte Georg Büchner se hace eco del ateísmo y del materialismo científico paterno y familiar; por otra, hay quienes se preguntan si en algún momento Büchner llegó a buscar, como su personaje Lenz, la fe de las gentes sencillas, aquellas a cuyo lado siempre quiso estar: «Intentémoslo alguna vez y sumerjámonos en la vida de los más pequeños» (Man versuche es einmal und senke sich in das Leben der Geringsten). La descripción de ambas actitudes está presente en su obra. La correspondencia del propio autor tampoco parece aclarar mucho sobre este punto, ya que manifiestan un pensamiento ateo y materialista, por mucho que sus albaceas se hayan esforzado posteriormente en borrar todo rastro de ateísmo y socialismo radical. La única muestra de religiosidad por su parte fue una frase que repitió en sus últimos días, delirando, y que Caroline Schulz recogió en su diario: «No tenemos demasiados sufrimientos, sino demasiado pocos, porque por medio del sufrimiento nos unimos con Dios».
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