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Pascal Quignard

De Ateneo de Córdoba
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Pascal Quignard, nacido el 23 de abril de 1948 en Verneuil-sur-Avre, es un importante escritor francés. Además fue un indagador musical; violonchelista, fundador del Festival de Ópera y Teatro Barroco de Versalles, que dirigió; también escribió el guion del film Tous les matins du monde. En 1994 abandonó todos los cargos públicos, se aisló por completo y se centró en la escritura.

Trayectoria

Inicios

Pascal Quignard nació en una familia de gramáticos y de organistas. Su padre era inspector de educación y su madre profesora de un colegio. Creció en Le Havre. A los 18 meses, en 1949, pasó por una etapa de «autismo», crisis que retornará a los 16 años («Este silencio sin duda fue el que me hizo decidirme a escribir; pude hacer el siguiente trato: estar en el lenguaje callándome»). Su infancia fue más bien difícil por sus problemas de anorexia.

Se inclina por las lenguas y las literaturas antiguas, así como por la música: piano, órgano, violonchelo, violín y alto. Hace estudios de filosofía en Nanterre, de 1966 a 1968, donde es condiscípulo de Daniel Cohn-Bendit. Entre sus profesores se cuentan Levinas, Lyotard y Ricœur. Comienza una tesis, dirigida por el primero, sobre el estatuto del lenguaje en el pensamiento de Henri Bergson; pero los acontecimientos de mayo de 1968 se cruzan, y Quignard se aleja de la filosofía y de la Academia.

En 1968 quema sus pinturas y destruye sus primeros cuadernos de notas. Se centra en el instrumento familiar, el órgano, que toca durante los veranos que pasa en Ancenis. Entre sus inquietudes destaca ahora su pasión por la música barroca. Además lee a Lacan, Foucault, Derrida y sobre todo mucha narrativa, desde Las mil y una noches o los narradores orientales hasta la literatura romana, la medieval y el clasicismo francés.

Quignard entra en contacto con la revista L'Éphémère, animada por L.-R. des Forêts, Du Bouchet, Dupin, Picon, Bonnefoy, Michaux, Veinstein, Klossowski, de quien se siente cercano. La textura de los escritos de Duras y Ernaux, las frases de Des Forêts y Bataille, entre otras muchas cosas de éstos, le gustan al escritor.

Los Gallimard introducen a Quignard como lector de su editorial; y luego se integrará el escritor en su comité de lectura en 1976: ello le permitirá ahondar en las formas más dispares de la literatura de finales del siglo XX. Ese cargo lo dejaría en 1994.

Escritor

Publica de inmediato varios ensayos, sobre Maurice Scève, Lycophron y Michel Deguy. Además, Quignard escribe en 1976 un primer relato-meditación importante y enigmático Le lecteur (El lector), considerado por algunos como una obra incomparable, inspirada seguramente en el pensamiento de Maurice Blanchot, y sobre todo resultado de su situación de encerramiento.

Tras su segunda novela, Carus, que recibe el Premio de la Crítica en 1980, su obra parece encauzarse; decenas de libros son testimonio de su actividad incesante: Le Salon du Wurtemberg, Albucius, Tous les matins du monde o Le Sexe et l'Effroi, que es una gran referencia de sus obsesiones: su "antes de nacer".

Parece que 1994 fue un año decisivo para él. Quignard abandonó todos sus cargos para dedicarse sólo a escribir. Era secretario general de Gallimard; y dirigía además en Versailles el Festival de Ópera Barroca: todo lo deja. Fue un gesto de deserción total, que daría frutos literarios en los años sucesivos: Retórica especulativa, El odio a la música, Vida secreta (Vie secrète, 1998, que revela un giro en su escritura), o Terraza en Roma.

Destaca asimismo la serie iniciada en 2002 y titulada Dernier Royaume I-VIII, que ha dado continuidad a ciertas exploraciones literarias que parece cerrar en 2012, con su penúltimo libro: Les désarçonnés (Los desarzonados), que toma como motivo a ciertos descabagados del arzón con violencia. Recibió el Premio Goncourt en 2002, por el primer tomo de dicha serie, Las sombras errantes, pese a su escritura tan especial. El último hasta ahora es Mourir de penser(Dernier Royaume, VIII).

Además, en 2005, Quignard ha revisado y recogido textos antiguos (Écrits de l'éphémère, de 2005), así como ha escrito dos novelas de huida y aislamiento radical de su protagonista: Villa Amalia (2007) y Las solidaridades misteriosas (2011).

En 2013 publicó Leçons de solfège et de piano, y otra indagación extensa, muy propia de su estilo complejo: L'origine de la dance. Y en 2014 remozó su primer texto, L’Être du balbutiement: essai sur Sacher-Masoch, con un nuevo prólogo que busca las palabras de Sacher-Masoch, el autor de La venus de las pieles. Y ha publicado

Notas sobre su obra

Quignard se ha preocupado obsesivamente —no sólo en El sexo y el espanto o La Nuit sexuelle— por las condiciones de nuestro pre-nacimiento, por las situaciones que conducen a la gestación propia, que permanecen en la oscuridad.

Quignard, por otro lado, rechaza la idea de que el lenguaje esté disponible sin más, esto es de que no sea problemático, y añade: «Quizá deteste a todos los que aman su lengua, su apellido, su nombre, su nacionalidad, su religión, su estatus, su pensamiento».

La religión, para Quignard, sería una especie de «enemigo interior», de cuya fascinación conviene huir hoy más que nunca al ser un juego muy peligroso, según añade, cuando se ve bien cómo las condiciones del totalitarismo perduran.

"Hay que ser el más secreto de los hombres; no revelar el secreto a nadie ni siquiera al lenguaje... El propio corazón no debe descubrirse s ningún precio... El verdadero designio no es acceder a una improbabe realidad, sino quemarse lo más cerca de la luz".

El presente artículo aporta material procedente de una entrada de Wikipedia, publicada en castellano bajo la licencia Creative Commons-Atribución-Compartir Igual 3.0 (CC-BY-SA) o la licencia GFDL.