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Bernal Díaz del Castillo

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Bernal Díaz del Castillo (Medina del Campo, España, 1496 - Guatemala, 1584) fue un conquistador español y cronista de Indias.

Larga vida tuvo este español de Medina del Campo, pese a que participó en mil batallas como conquistador del Nuevo Mundo. Pasó a las Indias como soldado de Pedrarias Dávila y luego radicó en Cuba. Participó en las tres grandes expediciones, que, sobre tierras hoy mexicanas, partieron desde esa isla: la descubridora de Francisco Hernández de Córdoba en 1517, la exploradora de Juan de Grijalva en 1518, y la conquistadora de Hernán Cortés en 1519, narrando años después de haberlo vivido, lo que allí ocurrió.

Participó en una multitud de acontecimientos de la Conquista, no sólo en lo que hoy es México, sino también en países como Guatemala y Honduras.

Bernal Díaz del Castillo fue encomendero de Chamula y Micapa en la provincia de Chiapas, así como también lo fue de Teapa, en la provincia de Tabasco. Vivió un tiempo en la villa del Espíritu Santo donde fue Regidor. Después vivió en la ciudad de Santiago de Guatemala y en este lugar, con muchas dificultades, logró obtener un empleo del que vivió el resto de su vida.

Biografía

Bernal Díaz del Castillo viajó en 1514 al Nuevo Mundo en la expedición de Pedro Arias Dávila, que había sido nombrado un año antes gobernador de Castilla del Oro. En esos tiempos, era un joven de más de veinte años de edad, de baja instrucción escolar y que no contaba con riqueza en su tierra natal.

Al parecer estuvo con éste algún tiempo en la zona del itsmo de Panamá. De allí viajó a la recién conquistada Cuba, donde gobernaba Diego Velázquez de Cuéllar, quien le ofreció, al igual que a otros españoles, indios en encomienda, lo que nunca se cumplió, permaneciendo dos años en donde no se le presentó ninguna situación ventajosa para sus intereses.

La población indígena de la isla se agotaba debido a las epidemias y trabajos forzados a los que no estaban acostumbrados. Con el objetivo de capturar indios, para luego venderlos como esclavos en Cuba, el gobernador de la isla organizó una exploración hacia las otras pequeñas islas del Caribe. En ese viaje realizado en 1517 se alistó Bernal, bajo las órdenes del capitán Francisco Hernández de Córdoba. Fue en ese año cuando tuvo sus primeros contactos con el vasto territorio que más tarde se llamaría Nueva España. En esa expedición exploraron las costas de Yucatán donde pudo percatarse de la existencia de ciudades en la misma. Después de penosas y peligrosas travesías, regresaron a Cuba en condiciones desastrosas.

Al año siguiente, Bernal embarcó, en esta ocasión bajo el mando de Juan de Grijalva, para explorar las tierras descubiertas para, por segunda vez, retornar a Cuba.

Su entrada definitiva en México tuvo lugar en 1519, cuando se embarcó en la expedición capitaneada por Hernán Cortés. Hallándose bajo las órdenes directas de Pedro de Alvarado, tomó parte en no pocos de los principales hechos de la conquista del Imperio azteca. Hombre dotado de una memoria extraordinaria, habría de recordar muchos años después todos esos episodios y decidió ponerlos por escrito. Ello ocurrió cuando se hallaba ya en Guatemala, en donde contrajo matrimonio en 1544 con Teresa Becerra, hija de quien había sido uno de los conquistadores y alcalde ordinario de Guatemala.

Díaz del Castillo hizo dos viajes a España en demanda de mercedes, en el segundo de los cuales participó en la famosa Junta de Valladolid que, sobre la esclavitud de los indios, perpetuidad de encomiendas y tributos, se celebró en 1550 (enfrentándose los argumentos contrarios de Bartolomé de Las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda). De regreso en Guatemala, al no lograr que el presidente de la audiencia satisficiera lo que pretendía haber obtenido en España, prosiguió en su lucha por los que creía ser derechos inherentes a sus méritos de conquistador.

Elegido regidor de la ciudad de Santiago de Guatemala, concurrió a las sesiones del cabildo según lo muestran las actas suscritas por él. Hay indicios para afirmar que hacia 1557 había empezado a escribir su crónica sobre la conquista de México. Alonso de Zorita, que fue oidor de la Audiencia de los Confines y anduvo por tierras de Guatemala desde la primavera de 1553 a finales de abril de 1557, dice en su Relación de la Nueva España:

Bernaldo Díaz del Castillo, vecino de Guatemala, donde tiene un buen repartimiento, y fue conquistador de aquella tierra, y en Nueva España y en Guacacinalco, me dixo estando yo por oidor de la Real Audiencia de los Confines que reside en la ciudad de Santiago de Guatemala, que escribía la historia de aquella tierra, y me mostró parte de lo que tenía escrito; no sé si la acabó, ni si ha salido a luz.

Díaz del Castillo fue testigo y actor de los principales sucesos de la caída de las grandes civilizaciones mesoamericanas, escapando milagrosamente de la muerte. El mismo dice "... ningún capitán ni soldado pasó a esta Nueva España tres veces arreo, una tras otra, como yo; de manera que soy el más antiguo descubridor y conquistador que ha habido ni hay en la Nueva España...", por lo que parece la persona más autorizada para contar la epopeya del siglo XVI, toda vez que

De quinientos cincuenta soldados que pasamos con Cortés desde la isla de Cuba no somos vivos en toda la Nueva España de todos ellos, hasta este año de mil quinientos setenta y ocho, que estoy trasladando esta mi relación, sino cinco.

Bernal conversaba frecuentemente con sus compañeros de armas sobre el tema de la conquista de la Nueva España; ese continuo evocar los acontecimientos fue formándole algunas ideas que más tarde dieron lugar a un conjunto de narraciones. Recurre a sus recuerdos, reforzados por los de sus compañeros, y por eso su obra puede ser considerada como colectiva, lo que no la exime de elementos subjetivos.

Obra

Su gran obra titulada "Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España" la comenzó a escribir con más de ochenta y cuatro años, teniendo un importantísimo valor ya que a través de ella podemos conocer múltiples acontecimientos que ocurrieron durante esa epopeya. Por esta obra desfilan personajes españoles e indígenas, y se describe a la perfección el ambiente que rodeaba a cada una de las acciones emprendidas, desde los primeros contactos con los nativos hasta las grandes expediciones por Centroamérica, pasando por las épicas batallas en Tabasco y México Tenochtitlan y el gran viaje de Cortés a las Hibueras.

Revisando su obra una y otra vez, la dio al fin por concluida en 1575. La obra incluye un vívido, épico y movido relato de los principales acontecimientos de la Conquista, desde su comienzo hasta la caída de Tenochtitlán, y otros aconteceres que a ella siguieron. Díaz del Castillo falleció en Guatemala en 1584. Sus restos se encuentran sepultados en las criptas principales de la Catedral (hoy en ruinas) de la Ciudad de Antigua Guatemala (originalmente Santiago de los Caballeros de Guatemala).

Díaz del Castillo advierte que no sabe latín ni fue a la universidad, pero eso no era impedimento, porque:

Lo que yo vi y me hallé en ello peleando, como buen testigo de vista yo lo escribiré, con la ayuda de Dios, muy llanamente, sin torcer ni una parte ni otra....

Su obra, en efecto, está constituida por su propia experiencia personal, con el propósito de reivindicar el papel que en la conquista tuvieron las personas que como él ayudaron a personajes de mayor nota a conquistar una celebridad derivada más que nada de historiadores afectos a protagonismos singulares, como Francisco López de Gómara, de forma que oscurecieron el papel fundamental que ejerció la masa sencilla de los soldados, sin cuya consulta y apoyo nada podría haberse hecho. Bernal, pues, reivindica el papel colectivo del pueblo castellano en la conquista:

Mi intento desde que comencé a hacer mi relación no fue sino para escribir nuestros heroicos hechos e hazañas de los que pasamos con Cortés, para que agora se vean y se descubran muy claramente quiénes fueron los valerosos capitanes y fuertes soldados que ganamos esta parte del Nuevo Mundo y no se refiera la honra de todos a un solo capitán; porque no hay memoria de ninguno de nosotros en los libros y memorias que están escritos, y sólo el marqués Cortés dicen en esos libros que es el que lo descubrió y lo conquistó, y los capitanes y soldados que lo ganamos quedamos en blanco, sin haber memoria de nuestra personas y conquistas, que por sublimar a un solo capitán quieren deshacer a muchos.

La Historia verdadera está escrita con una gran vivacidad y llaneza, y un gran aliento épico, de lo cual nace su mérito literario. El mismo lo indica:

Según nuestro hablar de Castilla la Vieja, y que en estos tiempos se tiene por más agradable, porque no van razones hermoseadas ni policía dorada, que suelen poner los que han escrito, sino todo a las buenas llanas, y que debajo de esta verdad se encierra todo bien hablar. (CCXII, p. 303)

En el transcurso de sus narraciones indica qué sucesos presenció, cuáles le contaron sus compañeros y cuáles conoció por papeles o escritos de otros. El motivo que le incitó a escribir fueron las inexactitudes de López de Gómara y su crónica, y reivindicar la conquista de México como empresa colectiva, donde tanto protagonismo como el que se imputó a Cortés debería haber correspondido también a sus hombres y principales capitanes; sus contemporáneos (Antonio de Solís, por ejemplo) entendieron, sin embargo, que lo que le movió fue una cierta envidia a Cortés. La Historia verdadera fue vertida al francés por el poeta parnasiano francés de origen dominicano José María de Heredia en tres volúmenes (1877-1878).

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