Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).

PRÓXIMOS ACTOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA

Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba

Marzo , 1a.quincena. Conferencia de JUAN ORTIZ VILLALBA. " LA MASONERÍA EN CÓRDOBA ". (Presenta José Luis García Clavero).
Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.

CONVOCADOS LOS PREMIOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
XI Premio de Relato Rafael Mir.
XXXIX Premio de Poesía Juan Bernier.
IX Premio Agustín Gómez de Flamenco Ateneo de Córdoba.

Fallo de las Fiambreras de Plata 2023, relación de homenajeados aquí.

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035.-D. José Navas Luque

De Ateneo de Córdoba
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Fondo y forma de la realidad

El lenguaje poético posee unas características que le son propias, particularmente el escrito, ajustado o no a la amplia libertad que ofrece el dominio de la métrica castellana; otra característica inherente, y por tanto ineludible, es la deformación consciente y artística de la realidad, material o conceptual. Una modalidad también material, incluso insustancial, y otra del mundo de las sensaciones, de los sentimientos o de la imaginación. El objeto material o tangible puede adoptar la forma caprichosa de una flor (Gustavo A. Bécquer), de una cebolla (Miguel Hernández) o de un huevo frito (servidor) tratados con sensibilidad y sentido poético. El lenguaje de la poesía es el código lingüístico distorsionado admirablemente en la relación del significante y el significado –recurso infinito de la metáfora–, siempre a favor de la intención del poeta y de los aleatorios lectores, desde luego bellamente expresado.

La presente obra que tienes en tus manos se justifica y explica con varias y complejas razones, como suele ocurrir en la ejecución y finalización de cualquier obra humana. Su gestación ha sido larga en el tiempo, de manera que entre la primera poesía y la última, de reciente creación han pasado décadas, fruto de unas lenta y prolongada ejecución a tenor de los diversos avatares y renovadas situaciones de las vivencias que la vida ofrece, buscadas o asumidas por mor de las circunstancias que la misma ofrece, y el ser humano vive, siente y padece según la propia naturaleza humana, y la idiosincrasia de cada cual, donde el temperamento, modulado por el autodominio y la influencia de las circunstancia ambientales ofrece sus propias características.

La principal causa de la aparición de esta obra es, como suele suceder, haber encontrado en un editor-impresor con la sensibilidad necesaria, la cultura apropiada, el interés propio, el mecenazgo útil y los medios técnicos para emprenderla y ultimarla felizmente. Nada aporta como nuevo o determinante el hecho de que el poeta tuviera conciencia del interés que su obra podría despertar, porque a todos los poetas les consume la impaciencia por mostrar el público su obra. Pero hacer pública una pella de poesías es desnudarse frente al mundo; es mostrar los entresijos de la propia personalidad, sus luchas, sus ideales, su ideología, sus miserias y también sus grandezas, y sus bajezas que a veces alcanzan simas insondables (Charles Baudelaire) o sublimes sentimientos con cotas en cumbres inalcanzables para un ser humano mediocre (Juan de la Cruz).

El arco temático en lo que se refiere al contenido propio, al metro y a la rima, con frecuencia anárquicas pero conscientes y otras ausente por completo, ofrece la posibilidad, sin pretenderlo de antemano, como resultado de los aconteceres de la vida misma, de recrear o estimular a una más amplia gama de lectores. No se ofrece una exposición racional, ni metodológica ni sistemática, pero sí libre y aleatoria sin más. Se ofrecen poesías de metro y contenidos populares, incluso infantiles, junto a otras de metro culto y de contenido macizo.

En mi poesía he pretendido mostrarme como soy, el menos en mi parte noble y positiva, para, a veces, recrear al lector con la belleza de la expresión, aunque no del tema, otras con el elogio y la exaltación de personas, consciente yo de su valía y merecimientos en la medida que el lenguaje lo permite, para animar y levantar el ánimo y remover las conciencias aletargadas para actuar en favor y beneficio de causas justas, nobles o simplemente convenientes. Aparecen poesías donde la belleza de la forma, si lo he conseguido, traspasa lo meramente formal para tratar de elevar el fondo o contenido hacia la trascendencia, dicho sin ambages, y buscar la sublimación, la dignificación, objeto último del lenguaje y la expresión poéticos. No se coarte o constriña el lector cuando se le presente con este motivo la ocasión, y, por el contrario, trascienda con su entendimiento más allá de lo que el torpe lenguaje y la pobreza del significante evocador de los conceptos no pueden, por su propia naturaleza, expresar o siquiera insinuar. A veces, algunas poesías referidas a personas indeterminadas, tienen nombre y apellidos en la realidad.

Las poesías intimistas lastimeras, quejumbrosas, de protesta interior y cosas así, las que podrían encuadrarse entre ejes cartesianos justamente como negativas, son expresión premeditada de sentimientos y experiencias reales, y, más que buscar la connivencia en la expresión de la belleza de la forma, buscan trasmitir y compartir por medio de la poesía unos sentimientos o experiencias, entablar un diálogo con el lector, buscar su confidencia y ofrecer un final feliz trascendental, una sugerencia, un aviso, una solución para quien comparta esos mismos o perecidos sentimientos, lejos del dolor amargo e irredento de los fracasos, los desaires y otros avatares de los que está entretejido el proceloso caminar de cualquier mortal antes de su inhumación y cesar su vida, sus afanes, sus éxitos y sus fracasos, y su poesía.

La práctica ausencia, o, mejor la escasez de la poesía amorosa es el resultado de una opción libremente elegida, consecuencia a su vez de la ponderación de otra realidad que se impone por su propia fuerza. La poesía de género tiene su ámbito y sus adeptos, y desde que el mundo está habitado, los cantos a los atractivos y excelencias del sexo complementario, han llenado merecidamente estanterías de libros y colmatado el anhelo siempre insatisfecho, paradójicamente, de los poetas. Dicho esto, se hace necesario añadir que existen paralelamente amores más excelentes e imperecederos que el amor humano o el atractivo sexual. Y de la abundancia del corazón escribe el poeta.

La poesía no es solamente pretender la belleza formal, es decir la belleza en cuanto belleza, y ofrecerla a paladares exquisitos, sino que, sustentándose en la materialidad de las formas como vehículo o carril, deber ser también, sustrayéndose a la mediocridad, un inexcusablemente vehículo de transmisión de sentimientos que conmuevan y muevan a la acción, a una renovación de la persona, a una conversión que nos sustraiga de la mediocridad imperante y nos eleve por sublimación sobre el mundo material, de indudable belleza y armonía, pero también de innegables sinsabores, desencantos y desencuentros, hacia una realidad inmaterial pero real y sublime, que para unos será el mundo arcano de las musas y para otros una realidad inmaterial pero real y excelsa.

¿Quién es poeta? ¿Quién merece el título de poeta? Existen como varios niveles, según el ambiente y las circunstancias. A primera vista, se llama poeta a quien hace poesías, es decir a quien escribe con intención artística, nadie lo duda. En una segunda acepción, lo es quien ha participado en un concurso o certamen, quizá con más derecho. De otra manera, a quien ha obtenido un galardón, bien en una lectura pública o en y certamen de poesía. Y, finalmente, a quien sus obras han merecido ser publicadas. La perenne cuestión es si el poeta nace o se hace. Pienso que ambas cosas: se nace con una sensibilidad o predisposición, pero luego hay que aprender una técnica, una teoría y una práctica. Pero en mi caso, superadas o no todos los anteriores requisitos, Litopress, con esta publicación totalmente inmerecida, es quien me hace poeta. No puede faltar me agradecimiento, que conste.
José Navas Luque (2010)