Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).

PRÓXIMOS ACTOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA

Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba

Marzo , 1a.quincena. Conferencia de JUAN ORTIZ VILLALBA. " LA MASONERÍA EN CÓRDOBA ". (Presenta José Luis García Clavero).
Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.

CONVOCADOS LOS PREMIOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
XI Premio de Relato Rafael Mir.
XXXIX Premio de Poesía Juan Bernier.
IX Premio Agustín Gómez de Flamenco Ateneo de Córdoba.

Fallo de las Fiambreras de Plata 2023, relación de homenajeados aquí.

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Antonio Maura

De Ateneo de Córdoba
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El estadista y escritor español Antonio Maura y Montaner nació en Palma de Mallorca el 2 de mayo de 1853 y murió en Torrelodones, Madrid, el 13 de diciembre de 1925. Fue cinco veces Presidente del Gobierno.

Estudió el bachillerato en Palma y a los quince años fue a Madrid para estudiar Derecho. En sus años universitarios hubo de superar sus dificultades para expresarse correctamente en castellano.

Acabada la carrera, se inició en el complejo mundillo abogacil de la época, en el bufete de Álvarez Bugallal y, sobre todo, en el de Germán Gamazo, un destacado político defensor de los intereses trigueros meseteños, a cuya sombra inició su carrera jurídica, política y personal, emparentando por vía matrimonial con su jefe e integrándose en la facción gamacista del Partido Liberal.

Llegó Maura al Congreso en 1881 con un escaño por Mallorca. Ya en 1886 logró una vicepresidencia del Congreso, y en 1892, en un Gobierno presidido por el liberal Sagasti, su primera cartera ministerial, la de Ultramar, en momentos difíciles para el dominio de las colonias, que Maura intentó prolongar mediante una serie de medidas descentralizadoras que frenasen el obvio proceso independentista de Cuba.

La muerte de Cánovas significó el fin del turno de partidos sobre el que se apoyaba el sistema político de la Restauración borbónica. Las facciones y los personalismos empezaron de inmediato a resquebrajar unos partidos que, más que tales, eran grupos de notables apoyados en el caciquismo como aparato político. Maura supo navegar con singular habilidad en tan agitadas aguas.

En 1901, la muerte de Gamazo le puso al frente de su grupo parlamentario, distanciándose tan rápidamente del liberalismo como se aproximaba al conservadurismo, con el que coincidía cada vez más en muchos puntos: desde la más cerrada defensa de la propiedad privada, que no era más que pánico a la aún muy precaria organización del proletariado socialista y a la violencia desesperada del campesinado anarquista, hasta la total incomprensión de las ambiciones de la burguesía catalanista, que comenzaba a articularse políticamente en torno a la Asamblea de Manresa. De modo que, de ministro liberal en 1892, tenemos a Maura de ministro de Gobernación en 1902, aunque esta vez -pequeña diferencia- en un Gabinete conservador bajo la presidencia de Silvela.

Por entonces intentó Maura sacar adelante su famoso proyecto de ley de reforma de la Administración Local, el tan repetido “descuaje del caciquismo”, que las triquiñuelas políticas del sistema se cuidaron de dejar en proyecto por entonces. En 1903, Maura vería colmada su ambición con la presidencia del Consejo de Ministros, puesto que volvería a ocupar en numerosas ocasiones.

En su primera gestión al frente del Gobierno comenzó las negociaciones con Francia para asegurar unas migajas del festín colonial en el que Europa se había repartido el continente africano. El protectorado marroquí sería una continua sangría y un factor perturbador de nuestra historia nacional en el siglo XX. El empeño en mantener los dominios africanos obligó al Gobierno de Maura, enfrentado a un conflicto militar cada vez más amplio, a recurrir a los reservistas del Ejército. Su movilización desencadenó en Barcelona una revuelta más o menos espontánea, la Semana Trágica (julio de 1909), cuya responsabilidad hizo recaer el Gobierno en Francisco Ferrer Guardia, cuya ejecución levantó una ola de protestas en toda Europa, que hizo declinar la estrella política de Maura contra el que, al grito de “¡Maura no!”, se coaligaron, en palabras de Alfonso XIII, “media España y más de media Europa”. De las juventudes mauristas salieron muchos de los elementos que, en la II República, nutrieron los partidos derechistas y los grupos fascistas.

Abogado eficiente, orador brillante, hábil maniobrero, dotado de una gran capacidad de trabajo, Maura es una muestra de las escasas diferencias que en la realidad separaban a los dos grandes partidos –liberal y conservador- del turno restauracionista.

Referencia

  • Hugh Thomas La Guerra Civil Española (Ediciones Urbión S.A. Madrid, 1976)