Miguel Ranchal Sánchez

Miguel Ranchal Sánchez (Córdoba, 1964). Licenciado en Derecho y Máster en Administraciones Públicas, en Prevención de Riesgos Laborales y en Recursos Humanos. Jefe del Departamento de Prevención de Riesgos laborales y Procesos de la Empresa Provincial de Aguas de Córdoba (Emproacsa), siempre ha intentado compaginar su quehacer profesional con su vocación periodística y literaria.

Colaborador habitual del Diario Córdoba desde hace más de una docena de años, en el año 2009 obtuvo el Premio Andalucía de la Crítica (Ópera Prima) por su novela El dedo incorrupto de Nerón (Cajasur, 2009). El jurado destacó en dicha obra “la exhaustiva recreación de un momento histórico donde deambulan personajes con un marcado acento personal fruto del esfuerzo de un prometedor novelista”.

Recientemente, uno de sus relatos ha sido incluido en el libro Don de Vida (Cajasur 2010) a iniciativa del Hospital Reina Sofía y en el cual se incluyen historias relacionadas con la donación de trasplantes.

El dedo incorrupto de Nerón

Sinopsis

9 de Octubre de 1.958. Eugenio Pacelli, a quien la historia signará para siempre como Pío XII, acaba de fallecer en Castengaldolfo. Girolamo Lotto, uno de los cardenales papables, encarga a un excéntrico sacerdote español una misión inverosímil: demostrar qué relación existe entre el aparente suicidio de cuatro monjas de diversas congregaciones y el quimérico hallazgo del Domus Aurea, el Palacio Romano donde Nerón se hizo erigir una ciclópea estatua de oro. Elezario Horrillo, un cura aficionado a los misterios, acepta el encargo de Su Eminencia, persuadido por Lotto de la aflicción del Santo Padre en su lecho de muerte, impresionado por la posibilidad de vincular ambos acontecimientos.

Entre una extraña soberbia y unas piruetas reforzadas por el convencimiento de que Dios proveerá, Horrillo se ve envuelto, o provoca, una sucesión de hechos, que para cualquier otro ordenado serían vicisitudes y que él, sin renegar de su fe, llama por su auténtico nombre: la suya es una verdadera aventura, que le llevará a conocer los coletazos de la guerra de Argelia, y la pujanza del existencialismo y el comunismo, la aproximación a la guerra fría y a unos oscuros intereses que entroncan con el Saco de Roma; con Winckelmann, el arqueólogo prusiano que volvió a recuperar los tesoros de la Ciudad Eterna; con la Revolución Francesa y con una cordada de mártires sacros y profanos que zarandean los ánimos de unos tiempos falsamente recuperados de los desastres de la Guerra Mundial.

El encargo del cardenal Lotto tiene una fecha de caducidad: Elezario Horrillo ha de despejar esa tremebunda ecuación antes de que vuelva a ser ocupada la silla de Pedro. En esa lucha contrarreloj, nunca superior a tres semanas, ha de desbrozar Encíclicas y mucha de la simbología del ministerio petrino; ha de hacerse acompañar por Albert Camus encarnado en Satrapof Constanza, uno de sus reversos; ha de luchar –si ese verbo es apropiado para un sacerdote- contra otros codiciadores de los restos del Domus Aurea. Los azares de la providencia le otorgan un ayudante: Sócrates Sa Pinto, un joven sacerdote mozambiqueño. Y una peligrosa mujer para punzar sus cuitas. Avelina Cordero irrumpe para mostrar que no hay reto sin tentaciones. Hay un final conocido: el 28 de octubre de 1.958 la fumata blanca anuncia la elección del Patriarca de Venecia, Angelo Giusseppe Roncalli, de ahí en adelante Juan XXIII. Pero hay otro final por conocer.

Galería

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Recibió la Fiambrera de Plata del año 2012 concedida por el Ateneo de Córdoba.

Miguel Ranchal Sánchez es socio del Ateneo de Córdoba, aquí puede acceder a su espacio reservado.