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Mateo Alemán
Mateo Alemán y de Enero (Sevilla, 1547 - México, después de 1615) es un escritor español del Siglo de Oro conocido fundamentalmente por la novela picaresca Guzmán de Alfarache, publicada en dos partes, en 1599 y 1604, que estableció y consolidó los rasgos característicos de dicho género.
Biografía
Fue bautizado en la iglesia colegial de San Salvador el 28 de septiembre de 1547, como hijo de Hernando Alemán, del que se discute su origen converso (entre sus antepasados pudo haber un judaizante que murió en la hoguera)[1] y médico-cirujano de la Cárcel Real de Sevilla desde 1557, y su segunda esposa, Juana de Enero, hija de un comerciante de ascendencia florentina. Nació, pues, el mismo año que Miguel de Cervantes, pero su concepción de la vida es misantrópica y mucho más pesimista que la de éste:
- Todos vivimos en asechanza los unos de los otros, como el gato para el ratón y la araña para la culebra.
Se cree que empezó a estudiar Humanidades en el estudio de Juan de Mal Lara; en todo caso, se graduó de bachiller en Artes y Teología (1564) en la universidad llamada Maese Rodrigo. Después estudió Medicina en Salamanca y en Alcalá de Henares, pero al morir su padre en 1567 pudo abandonar los estudios, puesto que no figura en los libros como licenciado.
En otoño de 1568 ya está en Sevilla, y él y su madre reciben un préstamo del capitán Alonso Hernández de Ayala, a condición de que Mateo se casase con doña Catalina de Espinosa si no devolvía el dinero en el plazo establecido; aunque Alemán intentó aplazar el compromiso, tuvo que casarse con doña Catalina, a riesgo de ser encarcelado; el matrimonio terminaría años después en separación.
Ejerció como recaudador del subsidio de Sevilla y su arzobispado; en Madrid, le nombraron contador de resultas en la Contaduría Mayor de Cuentas. Desde 1573 residió en Sevilla, donde tenía diversos negocios según los documentos; en uno vende una esclava morisca, en otro, compra una capilla para la cofradía de los Nazarenos. Le encarcelaron por deudas en 1580 y pasó en la cárcel de Sevilla dos años y medio, donde aprovechó para asimilar las costumbres de la vida criminal que luego aparecerán en su famosa novela Guzmán de Alfarache.
Aunque hizo información para viajar a las Indias, no llegó a hacerlo en ese momento. En 1586 se hallaba en Madrid. En 1593 viajó a Almadén como juez visitador para inspeccionar las famosas minas de mercurio arrendadas por el monarca a los banqueros alemanes Fugger o Fúcares; se conserva la relación que escribió con ese motivo, para la cual tuvo que entrevistar a varios forzados condenados a trabajar allí y que debieron inspirarle algunos pasajes de su obra. A lo largo de sus interrogatorios a los presos se describen algunos hechos como el que sigue: en su declaración, Fray Juan de Pedraza habla, contestando a la pregunta de Mateo Alemán, sobre los tratos que daba a los forzados Miguel Brete:
- En el tiempo que fue veedor andaba con un bastón hacía entrar a los forzados en el horno, estando abrasando, a sacar las ollas y que del dicho horno salían quemados y se les pegaban los pellejos de las manos a las ollas y las suelas de los zapatos se quedaban en el dicho horno y las orejas se les arrugaban hacia arriba del dicho fuego y que de la dicha ocasión habían muerto veinticuatro o veinticinco forzados... Entre los cuales han muerto en la dicha ocasión se acuerda este testigo de un esclavo de los Fúcares que se llamaba Francisco el morisco y otro esclavo de un vecino de Toledo que se llamaba Juan Bautista y el amo Francisco de Tapia, que era forzado, y el dicho esclavo servía en su lugar... y vio este testigo que morían sin juicio y haciendo bascas como hombres rabiosos... y otros fueron rabiando que era menester atarlos de pies y manos y aun las cabezas y sabe que algunos de ellos murieron sin confesión ni sacramentos [...]
(German Bleiberg, El «Informe Secreto» de Mateo Alemán sobre el trabajo forzoso en las minas de Almadén).
Una vez de vuelta a la Corte empezó a elaborar traducciones de varias odas de Horacio y redactó un prólogo para los Proverbios morales de Alonso de Barros, impresos en Madrid en 1598. También escribió la Primera parte de Guzmán de Alfarache, terminada a fines de 1597 y editada en 1599. Esta obra, una novela picaresca, que estableció el canon del género a imitación del Lazarillo de Tormes, alcanzó un éxito formidable en España y Europa.
En 1601 volvió a Sevilla comido de deudas, por las que fue encarcelado otra vez en 1602 hasta que lo sacó su pariente Juan Bautista del Rosso; este mismo año se publicó en Valencia una segunda parte apócrifa del Guzmán de Alfarache, escrita por Mateo Luxán de Sayavedra, seudónimo del abogado valenciano Juan Martí, y ambas partes se publicarían en Milán en 1603 atribuidas a Mateo Alemán. Una tercera parte debida al portugués Machado de Silva aparecerá mucho después de la muerte de ambos hacia 1650.
Alemán, enfadado y espoleado por esa segunda parte, se propuso acabar definitivamente su segunda parte; en 1604 publicó en Sevilla la primera edición de su Vida de san Antonio de Padua y en Lisboa, la auténtica segunda parte del Guzmán de Alfarache, también en ese mismo año. El éxito europeo de su obra fue formidable; se tradujo casi de inmediato al italiano en las prensas venecianas de Barezzi en 1606; en alemán se publicó en Munich en 1615; G. Chappuys, tradujo al francés la primera parte, publicándola en París, en 1600, J. Chapelain tradujo las dos partes de la novela al francés y las publicó en París en 1620; dos años después se estampaba en Londres la versión inglesa de James Mabbe que, en un prólogo extraordinario, dice del pícaro Guzmán que era «semejante al navío, que anda dando bordes en la ribera, y nunca acaba de tomar puerto». En 1623, en Colonia, se publicó la primera de las dos traducciones al latín, que se realizaron del Guzmán en el siglo XVII.
En 1608 consiguió permiso para viajar a México, lugar a donde llegó ya viejo y cansado, y entró a servir al arzobispo fray García Guerra. En 1609 publicó una Ortografía castellana, que defendía la tendencia fonetista, frente a la etimologista. En 1613 escribió Sucesos de don fray García Guerra, arzobispo de México, a cuyo cargo estuvo el gobierno de Nueva España, en el cual figura una "Oración fúnebre" en memoria del prelado. No se tienen más datos de él y debió morir poco después de publicarse este libro.
Obra
La obra maestra por la que se le recuerda es fundamentalmente el Guzmán de Alfarache, novela picaresca conocida como El pícaro por antonomasia, en la lengua de la época y publicada en dos partes: la primera en Madrid en 1599 y una segunda en Lisboa en 1604 con el subtítulo de Atalaya de la vida humana. La narración es autobiográfica como en el Lazarillo de Tormes, aunque el personaje posee una doble dimensión, como pícaro y como pecador arrepentido, que corresponden a las dos fases sucesivas de su vida.
El relato principal, narrado en un primoroso estilo, se halla cuajado de digresiones didáctico-moralizantes y ejemplos eruditos antiguos y modernos, sacros o profanos; dominan sin embargo Séneca, el Evangelio, el refranero popular y los lugares comunes de la predicación de la época. También se introducen novelas cortas como la novela morisca "Ozmín y Daraja", y otras de inspiración más bien italiana como la de "Dorido y Clorinia" o la historia de "Bonifacio y Dorotea", quizá con la función de reposar la acción principal.
El Guzmán consolidó la fórmula de la novela picaresca en España y Europa, pues fue muy traducida, a veces incluso expurgada de las digresiones de tono moral que trufaban la narración, lo que impedía el propósito moral que el autor se había propuesto; éste había prometido una tercera parte que no llegó nunca a publicar.
La principal característica de la filosofía de la vida emanada del Guzmán de Alfarache es un misantrópico pesimismo: la vida del hombre es una milicia en la tierra contra un mundo hostil que se mueve por la violencia; el protagonista intenta una y otra vez reformarse pero siempre vuelve a caer en el vicio, a la manera de Sísifo. Tan negra visión se suele atribuir a la atribulada vida del autor, o a su condición de descendiente de judíos conversos; en todo caso, las restantes obras del autor atestiguan que se trata de un moralista cristiano imbuido de la convicción de la absoluta igualdad de todos los hombres, y de la valoración de la virtud propia y de la dignidad por encima de los grupos y las castas.
Notas
- ↑ Richard O. Jones, en su Historia de la literatura española, vol. 2: Siglo de Oro: prosa y poesía., Barcelona, Ariel, 2000 (14ª ed. rev., 1ª en inglés de 1971), pág. 192. ISBN 84-344-8366-1 , dice al respecto:
- Mucho se ha dicho de la supuesta ascendencia judía de Mateo Alemán. Recientemente se ha demostrado lo frágil y dudoso de la prueba [en referencia al artículo de E. Asensio, «La peculiaridad literaria de los conversos», Anuario de Estudios Medievales, 4, Barcelona, 1967, págs. 328-329], y no debe volver a afirmarse, a no ser que aparezca una evidencia nueva. Es casi cierto que Guzmán de Alfarache no derivó de una secreta angustia: los testimonios describen a Mateo Alemán como un hombre influyente y respetado
- Por su parte, José María Micó, en el estudio introductorio (págs. 15 - 102) a su edición de la primera parte del Guzmán de Alfarache (Madrid, Cátedra, 1987, pág. 15), ISBN 84-376-0685-3 , aduce, citando a Alberto Blecua, que
- «Se supone por conjeturas verosímiles, que no probatorias» que la rama paterna del escritor entroncaba con un Alemán, mayordomo de Sevilla a fines del siglo XV, cuyo fin en la hoguera inquisitorial nos desvela su condición de converso y la escarnecedora certidumbre de quienes le llamaban Poca sangre. Y creo que muy poca ya, efectivamente, la que llega a salpicar de amargura conversa las páginas de su posible descendiente.
- Pese a estas opiniones críticas, la ascendencia conversa de Mateo Alemán se viene reproduciendo en manuales y biografías sin que la sostenga una evidencia definitiva.
Véase también
- Literatura de España: Evolución de la literatura española.
- Literatura española del Barroco: Literatura española contemporánea de Mateo Alemán.
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