¡Oh, es él!

Yo no debí salir nunca de casa, lo juro. Sólo hace unas horas que superé el trauma ocasionado por el premio Juan Bernier y ya tengo clavado en el corazón un nuevo puñal, de acero evidentemente, como de copla andaluza por culpita de un burócrata.

Si yo fuera Cupido mandaría un fax a la Posada del Potro diciéndole "¿Sabes?, me gusta tu cazadora, creo que vamos a ser buenos amigos". Pero soy un paria tirando a delincuente mismo. Y he pretendido nada más y nada menos, en nombre del Ateneo de Córdoba, que el Ayuntamiento dedique al grupo Cántico El jardín del Marrubial, precisamente ahora que se ha puesto de moda entre la pestiñera escribanía desvalorizar la labor de aquellos poetas. Claro, que cuando se pidió la nominación fue en julio de 1990 y fue atendida la petición. Y el Ayuntamiento puso una valla publicitaria en la muralla del Marrubial, donde decía que aquel lugar iba a llamarse Parque de Cántico. Yo lo vi por primera vez una tarde que iba a la Peña El Rincón Flamenco a escuchar a Rafael Ordóñez y a su hermano Ángel, Antonio Muñoz El Toto y Antonio García El Califa, y probar el arroz de paso (y cucharada). Tanto me emocionó el anuncio aquel que todos los viernes cogía el 6 y me iba allí, frente a la valla en la que leía la realización de un sueño arrastrado desde 1985 y es ya pesadilla casi.

Tras varias lecturas de la valla y algunas meditaciones en torno a la horterada esa del sueño y la pesadilla, tornaba al Rincón Flamenco. Y tanta afición le tomé a la valla, a la Peña, al buen vino y al buen cante, que odié sinceramente al que ordenó tapar la valla con un horrible cartel que hora se me antoja un chiste malo sobre la Córdoba que quieren los de Izquierda Unida y que ni ellos saben como es.

Ahora me dice el Córdoba al oído que el alcalde va a inaugurar el parque del Marrubial, el parque de mis estúpidos sueños, el parque de Cántico que ya no es de Cántico porque el de la cazadora no quiere. ¿Y por qué no quiere? Buena pregunta. Dé la cara el posadero y que explique sus razones. Y nos enseñe de paso la marca de su cazadora, porque puede que no sea Mayoral y estemos sometidos a los caprichos de un gañán nombrado a dedo.

Sólo pretendo mantener mi dolor por lo que considero una cacicada digna de un régimen totalitario, fascista o estalinista que tanto da. Y nada de pegarle un tiro ni liarme a maldiciones que puedan molestar, no al poder sino a los amigos del poder, que son peligrosos como conversos.

El Ateneo, tras hablar con los concejales Manuel Pérez y Rafael Navarro, proyectó una serie de actividades en torno al grupo Cántico, para realizarlas con motivo de la inauguración del fabuloso parque. Y se comunicó al Ayuntamiento, pero el silencio administrativo, esa costumbre medieval, nos impidió saber la burla de que éramos objeto. Constituimos un Comité de Honor cuya presidencia fue aceptada por Su Majestad la Reina Doña Sofía (Y en este punto he de decir que la Casa real es la única institución que trata con respeto a los españoles, respondiendo a los escritos).

Total, que el alcalde ha inaugurado el parque llamándole del Marrubial y así se ha bautizado. Dice Manuel Pérez, portavoz de IU en el Ayuntamiento, que el parque está dedicado a Cántico pero que la gente (que no se entera) le seguirá llamando del Marrubial. Y a mí esa burla me causa un disgusto imponente porque viene de la persona que hizo posible la Plaza del poeta Juan Bernier y quien nos indicó la posibilidad de dedicar ese parque a Cántico.

Antonio Perea Torres, presidente del Ateneo de Córdoba (Diario Córdoba, 3 de enero de 1993)