Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).
PRÓXIMOS ACTOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba
Marzo , 1a.quincena. Conferencia de JUAN ORTIZ VILLALBA. " LA MASONERÍA EN CÓRDOBA ". (Presenta José Luis García Clavero).
Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.
CONVOCADOS LOS PREMIOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
XI Premio de Relato Rafael Mir.
XXXIX Premio de Poesía Juan Bernier.
IX Premio Agustín Gómez de Flamenco Ateneo de Córdoba.
Fallo de las Fiambreras de Plata 2023, relación de homenajeados aquí.
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Filomeno Aparicio
Filomeno Aparicio Lobo (Sevilla, 23 de agosto de 1945 - Córdoba, 22 de febrero de 2011). Sexto hijo de Pascual Aparicio y María Luisa Lobo de los siete que tuvo el matrimonio.
Su padre fue licenciado en Derecho, pero trabajó como agente de Aduanas, consignatario de buques y presidente del Betis durante los años 1947 y 1950.
Filomeno cursó bachillerato en Sevilla en el Colegio Inmaculada Corazón de María-Portaceli, trasladandose en el año 1959 a Madrid donde estudió la licenciatura de Derecho y Administración de Empresas en ICADE.
Al finalizar sus estudios marcha a Inglaterra, en donde se ganó el sustento durante un par de años trabajando como camarero y profesor de español en un colegio de señoritas. Regresa a su ciudad natal en plena revolución del 68 cuestión que no gustó a sus padres que le propusieron entrar a trabajar en un banco de la capital hispalense cuestión que declina.
En agosto del año 1970 y tras la oferta del despacho de Rafael Sarazá Padilla conseguida a través de una de sus hermanas que residía en Córdoba, comeinza a trabajar en la ciudad. Desde entonces se caracterizó por la defensa de trabajadores como los de Santana o Interhorce o a las víctimas del Caso Almería. Ejerce la abogacía desde el año 1970 y ha sido profesor de práctica laboral en la Escuela de Práctica Jurídica de Córdoba hasta el año 2008.
Filomeno Aparicio fue un activo defensor de las libertades durante los años 70, que le llevó a afiliarse al PCE que le llevó a ser detenido. En el PCE llegó a ser miembro del comité provincial y candidato al Congreso de los Diputados en el año 1977 en las primeras elecciones democráticas.
El día 28 de febrero de 1980 actuó de un modo relevante en el referéndum de Andalucía ya que recurrió los numerosos de casos con dos papeletas del mismo voto en un solo sobre, particularmente en Almería y en Jaén, ciudades en las que estaban peligrando la victoria de los autonomistas.
Después de cursar el bachillerato en su ciudad natal, marchó a Madrid a estudiar la licenciatura de Derecho y Administración de Empresas en ICADE.
Finalizados los estudios superiores y asfixiado por la falta de libertades que se respiraba en la España nacional-católica de entonces, partió hacia Inglaterra, en donde se ganó el sustento durante un par de años trabajando como camarero y profesor de español en un colegio de señoritas.
A su regreso a Sevilla, su aspecto "hippy" (eran los tiempos del "flower power" y de la rebelión estudiantil), con pañuelo y barba incluida, era la manifestación de su espíritu de rebeldía frente al "status quo". Eso no gustó nada a sus progenitores, que quisieron convencerle para que se afeitara, sentara la cabeza y entrase a trabajar en un prestigioso banco de la capital hispalense en donde tendría un futuro asegurado, como Dios manda. No lo consiguieron.
Su vocación era irrenunciable; se dedicaría al ejercicio libre de la Abogacía, haría de la libertad de expresión su bandera y mantendría su barba de rebelde (sin la cual hoy nadie le reconocería), frente a viento y marea.
Su andadura profesional en el mundo de la abogacía se inició en Córdoba, en el despacho de Rafael Sarazá Padilla. No podía haber encontrado mejor maestro que este enorme jurista y mejor persona, que ejerció en él una influencia decisiva.
Filomeno puso en marcha la asesoría jurídica de Comisiones Obreras en unos tiempos en que ser sindicalista significaba un riesgo más que probable de acabar entre rejas. Pero su pasión por defender a los trabajadores frente a los abusos de los patrones y del régimen franquista, era más poderosa que todas las amenazas. Este es, sin duda, uno de sus rasgos definitorios: los trabajadores han sido siempre su prioridad. Siempre prefirió estar de su lado que del lado empresarial.
No sólo combinó Filomeno Aparicio el noble ajercicio de la abogacía en defensa de los más débiles, de las libertades sindicales y las mejoras laborales, sino que tomó partido y se afilió al PCE, que entonces aglutinaba a la resistencia frente a la dictadura. En el partido llegó a ser miembro del comité provincial y candidato al Congreso de los Diputados en las primeras elecciones democráticas desde la II República.
También perteneció a la directiva del Círculo Cultural Juan XXIII, asociación de inolvidable recuerdo que en Córdoba ejerció una importantísima influencia antes y durante la Transición, y en donde también luchó en defensa de la cultura y las libertades cívicas junto con muchos valientes ilustres y anónimos ciudadanos.
De su dilatada trayectoria profesional podemos destacar su participación fundamental en el controvertido recuento de votos de la provincia de Jaén, cuando se dilucidaba si Andalucía alcanzaba su autonomía política tras el referéndum del 28 de febrero de 1980, que tanto costó conseguir. O su participación como abogado de la acción popular en el tristemente célebre "caso Almería". Pero treinta y seis años de ejercicio de la abogacía y de su enseñanza (es profesor de práctica laboral en la Escuela de Práctica Jurídica de Córdoba) darían para una lista de actuaciones reseñables que se nos antoja demasiado prolija para un sencillo acto de reconocimiento como es el homenaje del Ateneo de Córdoba.