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Libertad Lamarque

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Libertad Lamarque Bouza (n. Rosario, Argentina, 24 de noviembre de 1908 - m. Ciudad de México, 12 de diciembre de 2000) fue una actriz y cantante de origen argentino naturalizada mexicana, que vivió la mayor parte de su vida en México, dejó su país natal en 1946 tras una pelea con Eva Perón y se hizo famosa en toda América Latina al interpretar temas musicales como «Madreselva» y «Besos brujos» y participar en varias producciones cinematográficas mexicanas. Si bien inició su carrera artística en el teatro y como cantante de tango, se consagró principalmente en el cine, donde participó desde su juventud. Entre las producciones donde actuó destacan ¡Tango!, Ayúdame a vivir, Puerta cerrada, El alma del bandoneón y La casa del recuerdo, todas estrenadas durante las décadas de 1930 y 1940.

Se le atribuyó el apelativo de «la novia de América» por sus variadas presentaciones en gran parte del continente americano. Incluso, en su juventud fue comparada con la artista canadiense Norma Shearer. Dirigida por prestigiosos directores como Luis César Amadori, Luis Saslavsky, Alberto de Zavalía, Mario Soffici o Carlos Borcosque, actuó junto a algunos de los actores más importantes de aquellos tiempos como Florén Delbene, Arturo de Córdova, Jorge Negrete, Pedro Vargas, Pedro Infante y Santiago Arrieta.

Considerada como la actriz argentina con mayor trayectoria en el ámbito internacional, Lamarque participó en una amplia variedad de medios que van desde el cine y el teatro a la televisión y la radio. Además, obtuvo importantes premios en diversos países. Entre ellos se encuentran haber sido designada «Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires» y «Personalidad Emérita de la Cultura Argentina».

Al momento de su muerte, contaba con 62 películas (20 en Argentina, 41 en México y una en España, más cuatro participaciones especiales) sumado a ochocientas canciones registradas, siete ciclos televisivos y una gran cantidad de obras teatrales. Tuvo una hija, Mirtha, seis nietos, diez bisnietos y un tataranieto, nacido poco después de su muerte.

Biografía

Infancia y primeras actuaciones

Su padre, Gaudencio Lamarque, de ascendencia francesa nació en Uruguay y se asentó en Rosario (Santa Fe). Anarquista y hojalatero —persona que fabrica, vende o repara piezas de hojalata—, se casó a los 32 años con Josefa Bouza (apodada «Pepa» por la familia), viuda de origen español que contaba con seis hijos a su cargo (anteriormente estaba en matrimonio con Pedro Quintela).

Realizó sus estudios primarios en el Colegio Juana Blanco, de la calle Buenos Aires en Rosario, y fue la menor de diez hermanos. Su hermana Aurora fue administradora de sus bienes, décadas después. Comenzó su carrera en la actuación, de manera profesional, a los siete años de edad. En esa época, participó con el conjunto Los Libres en obras como Las víboras, pieza de Florencio Sánchez, en actos de beneficencia, en fiestas para los presos de Rosario (en las cuales su padre colaboraba en cuanto a la organización) y en actos culturales llevados a cabo en plazas públicas de la región. Entre sus logros destacan haber ganado un premio en un carnaval de disfraces (por su traje de una sirena), y haber recibido una medalla de oro en el concurso infantil del Eden Park, además de obtener un reconocimiento como la «Reina del Corso». Poco después hizo su primera gira teatral con un elenco de ámbito nacional e, incluso, llegó a visitar la región sur de Buenos Aires.

Comienzos profesionales

En 1926 Lamarque se mudó con su familia a la calle Corrientes, 17 en el centro de Buenos Aires. Recomendada por un periodista rosarino, se presentó ante el reconocido empresario Pascual Carcavallo, dueño del Teatro El Nacional. Carcavallo la aceptó y pagó clases de actuación para ella y el resto del elenco del teatro, lo que le permitió hacer un papel en la obra El dueño del pueblo, de Julio Sánchez Gardel. Tras hacer una interpretación del tango «Tanita de la proa» vestida de marinero, le solicitó una interpretación de «Mocosita» que recomendaba Salvador Merico y Olinda Bozán. Posteriormente fue reemplazado por otros tangos como «Tatuaje», «Pato», «La cumparsita», «Langosta» y «El ciruja». Trabajó asiduamente con él por un año y con 300 pesos argentinos mensuales como sueldo. Luego, intervino en un sainete titulado La muchacha de Montmartre, de José Saldías, integrando un trío vocal con las actrices Antonia Volpe y la ya mencionada Bozán, siendo acompañadas por el guitarrista Rafael Iriarte. El autor Pedro Ochoa expresó: «Será en la década de 1930 cuando su nombre se sume a la corriente principal del tango. Es la década de los cantantes. Y entre las mujeres, un selecto grupo de cancionistas ocupa el centro de las escena: Azucena Maizani, Mercedes Simone, Ada Falcón, la actriz Tita Merello y por supuesto Libertad Lamarque».

Dos meses después debutó en Radio Prieto y fue contratada por la empresa RCA Víctor, que le pagaría 150 pesos argentinos por cada disco, pero luego cobraría el doble por cada mes. El 26 de septiembre de 1926 grabó sus primeros discos con temas musicales como «Chilenito» (de Agustín Irusta) y «Gaucho Sol» (de Santiago Rocca y Atilio Supparo), auspiciados por la compañía Víctor para la cual grabó durante toda su carrera artística de ocho décadas. Gaudencio, al enterarse del hecho, mudó su hojalatería a la calle Paraná, en Buenos Aires, mientras que el domicilio de la familia se encontraba cerca de allí.

Inició su carrera en teatro y luego continuó con el cine. En 1927, con poco apoyo familiar, se casó con Emilio Romero, un apuntador del Teatro Smart con quien el mismo año tuvo a su única hija, Mirtha, que llegó a incursionar como cantante en dos oportunidades. En 1929 actuó en la obra El conventillo de la paloma, de Alberto Vaccarezza, que había sido llevada al cine en 1925, pero en esta ocasión Lamarque encarnó a la muchacha que llaman «Doce Pesos». Vestida por la sastrería Casa Las María Luisa (a la cual concurrían importantes figuras del espectáculo), continuaba en el teatro y cantando cada vez con roles más significativos, a tal punto que, con casi treinta años ya era considerada como toda una «personalidad». Las primeras grabaciones que realizó en los años 1920 fueron eléctricas, conocidas como sistemas de grabación ortofónica. Luego llegaría la grabación analógica, y finalmente se utilizaría el sistema digital.

El escritor e historiador Horacio Salas, en su obra El tango (Ed. Emecé, 1986), señala que en la adhesión de una gran cantidad de admiradores no faltó tampoco un componente sociológico: «Libertad Lamarque ocupó desde del comienzo de su carrera un segmento que por entonces permanecería vacante: el del arquetipo femenino canónico para la segunda generación inmigratoria, la mujer que pretende imitar los modos de la clase alta [...] En el canto nacional, nada podía encarar mejor este arquetipo que una voz de soprano [...] Ocurría lo mismo con las vaporisidades del vestuario y con las líneas apenas insinuadas en el maquillaje, que sin embargo dejaban su marca de clase en algunos subrayados según las pautas de la moda». Luego agrega, por contraposición a otros arquetipos y basándose en algunos temas de su repertorio como «Andate» y «Volvé»: «La mujer que encarna Lamarque no es la cabaretera de los años 1920, imagen del pecado, falsa y licenciosa para quien el engaño, además de una característica del oficio, es una constante inherente a la condición femenina; muy al contrario, ella canta desde los sufrimientos de la mujer casada».

Consagración en Argentina

En 1929 comenzó el rodaje del filme mudo Adiós, Argentina —donde Lamarque interpretó a una paisana— la cual se estrenó al año siguiente. Tras esta producción, Luis César Amadori la contrató para actuar al lado de Florencio Parravicini en una compañía revisteril en el Teatro Maipo, junto con un reparto que incluyó a Alberto Anchart y León Zárate.

Durante una gala benéfica en el Teatro Colón en 1931 fue elegida Reina del Tango, escoltada por Rosita Montemar y Fedora Cabral. En esa ocasión interpretó «Cumparsita» y «Taconeando». Cabe señalar que como cantante de tangos se caracterizó por tener una tonada muy aguda. Incluso interpretó «Volver» junto a uno de los máximos exponentes del género: Carlos Gardel. Adicionalmente, actuó en sainetes porteños como La vida es un sainete y Cortafierro, de Alberto Vaccarezza, donde interpretó el tango «Araca, corazón». En 1932, a manera de conmemoración de las mil presencias escénicas, realizó una gira por Paraguay y diversas provincias del interior junto a músicos como Gregorio Rivero, Ángel Las Heras y Nicolás Ferrari. A pesar de que las grabaciones se sucedían ininterrumpidamente, entre 1934 y 1936 hubo un intervalo. Durante varios años se presentó en el Teatro Liceo, destacándose principalmente en Tres valses (1940), con Roberto Airaldi.

En 1933, Argentina Sono Film la contactó para protagonizar ¡Tango!, obra de Luis José Moglia Barth que además es el primer filme sonoro del cine argentino. El contrato de la película estipulaba que ningún integrante del elenco debía figurar antes que Lamarque en los créditos, lo cual se respetó al final. El reparto principal estaba compuesto por Tita Merello, Alberto Gómez, Alicia Vignoli, Pierina Dealessi y Carmencita Calderón. Ese mismo año se estrenó Dancing que, a pesar de ser también uno de los primeros filmes sonoros, no trascendió con tal popularidad como lo hiciera ¡Tango!.

Por otra parte, Lamarque obtuvo un importante éxito en estaciones de radio como LR3 (llamada Belgrano desde 1935) o El Mundo, donde recibió una notable suma de dinero, equiparable a los salarios de Niní Marshall, Pepe Arias y Luis Sandrini. Poco después resultó elegida «Miss Radio», según una encuesta realizada por la revista Sintonía de 1934, en la que obtuvo 57.483 votos. En 1935, después de una discusión con Emilio Romero, la actriz intentó suicidarse arrojándose desde el balcón de la habitación que compartían en un hotel de Chile. Tras esto, Romero se llevó consigo a la hija de ambos a Uruguay y, mediante un proceso de divorcio que duró varios años, encontró a su hija en Montevideo. Romero murió en 1945, diez años después del hecho.

En 1935 se la definió como actriz melodramática tras su actuación en El alma del bandoneón, junto a Pepita Muñoz. En 1936 intervino en Ayúdame a vivir, de José Agustín Ferreyra, al interpretar a Luisita. El argumento, diseñado por el ya mencionado director y por Lamarque, narra las desventuras románticas de una joven y recoge experiencias personales de la propia cantante, e introduce la innovación de interrumpir el diálogo para continuarlo con una canción entonada por la actriz. Con Ayúdame a vivir, según la historiadora Estela Dos Santos, «fundaron algo así como la ópera tanguera cinematográfica». En su momento, el director del ya mencionado filme evocó: «Ahí Libertad Lamarque operó el milagro de conquistar el Pacífico para la cinematografía argentina». Para entonces, en Argentina Lamarque contaba con una notable popularidad en el público, la cual se extendió al presentarse en otros países latinoamericanos y en España.

«El hecho de haber escrito el argumento no me lo perdonó el periodismo "casi" en general, y nos cayeron despiadadamente, pero el público argentino dijo "sí" desde el primer momento, y el público es irrefutable, él no sabe de entretelones ni de intereses, es imparcial y aplaude lo que le gusta. Así vimos por toda América durante varias décadas Ayúdame a vivir, iluminando las pantallas cuando los dueños de los cines necesitaban fondos urgentes, para levantar algún pagaré.» (Libertad Lamarque).

En 1937 se estrenó el romance musical Besos brujos, estelarizado por Lamarque junto a Florén Delbene. En una escena, la actriz presentó el tango que lleva el mismo nombre que la película y que hace referencia a la situación que atraviesan los protagonistas en la trama. Tres películas de Lamarque con José Agustín Ferreyra (Ayúdame a vivir, Besos brujos y La ley que olvidaron) llegaron a establecerse como íconos del melodrama y todas mantuvieron características similares: siempre figuraban cuadros musicales en su contenido. Sus presentaciones en Cuba y México tuvieron notoriedad, mientras que sus estrenos en Argentina lograron ser exitosos, especialmente el de Ayúdame a vivir en el cine Monumental, donde la gente presente en el lugar comenzó a mover el automóvil en el que se trasladaba Lamarque. En Cuba, llegó a ser tan popular que era común que las personas en las confiterías o bares, en lugar de ordenar un café cortado, pidieran un ayúdame a vivir, bebida a la que relacionaban con la película protagonizada por Lamarque.

En 1938 recibió una propuesta de Paramount Pictures, de Hollywood (EE.UU), para incorporarse a elencos internacionales, sin embargo rechazo la invitación y, en su lugar, participó con Hugo del Carril en Madreselva, estrenada ese mismo año y basada en un tango homónimo que contó con el apoyo de la crítica cinematográfica. La trama relata la historia entre una modesta muchacha de barrio, hija de un titiritero inmigrante, y de un famoso actor. La película, dirigida por Luis César Amadori (uno de los propietarios de SACI), se estrenó tiempo después en Estados Unidos. Al año siguiente, en 1939, Lamarque interpretó a Nina Miranda en Puerta cerrada (1939), la cual protagonizó junto a Agustín Irusta, mientras que Luis Saslavsky se encargó de escribir el guión. En 1940 recibió en Yugoslavia el premio a la «Mejor Actriz Extranjera» por su labor en el filme.

Después de actuar en Caminito de Gloria, fue secundada por Silvana Roth en La casa del recuerdo, basada en el argumento de María Luisa Bombal y Carlos Adén. En 1941 y 1942 filmó dos películas poco recordadas en la actualidad, pero con valorables actuaciones: Una vez en la vida, de Carlos F. Borcosque, y Yo conocí a esa mujer, con libretos de Carlos A. Petit. Para 1942 se había movilizado a los Estudios San Miguel. Su primera labor con esta compañía fue en En el viejo Buenos Aires, con la participación especial de Amelia Bence y bajo la coordinación de Antonio Momplet.

El compositor Homero Manzi escribió el guión de Eclipse de sol (1943), basada en una obra de Enrique García Velloso. Esta película fue uno de los últimos trabajos notables de Lamarque en Argentina, y para esta composición debió cambiar la tonalidad de su cabello. Luego de encarnar a Lola Morel en una película de 1944, fue convocada para encabezar junto a Eva Duarte su último filme antes de su exilio. Sin embargo en 1947, se estrenó Romance musical, rodada años antes.

«El público es bastante conservador conmigo y no me deja cambiar. Tal vez porque les recuerdo a sus parientes, a una época que ha quedado atrás, a su juventud.» (Libertad Lamarque).

En 1944 un terremoto produjo serios daños en la provincia de San Juan, y hubo 10.000 víctimas aproximadamente. Como otros militares nacionalistas del Grupo de Oficiales Unidos (GOU), Juan Domingo Perón pertenecía al gabinete del presidente de facto Pedro Pablo Ramírez, donde ejercía como secretario de trabajo y previsión y secretario de guerra. Ante la tragedia, Perón encabezó una convocatoria dirigida a figuras notorias como Lamarque, Mirtha Legrand, Mecha Ortiz, Silvana Roth y Niní Marshall (de quien fue íntima amiga), quienes colaboraron aportando dinero. Lamarque otorgó 3.900 ARP.

En 1945, tras un previo noviazgo, contrajo matrimonio con el músico Alfredo Malerba. Ella lo definió como «el hombre de su vida y la persona que organizó sus presentaciones durante más de 30 años». Hacia 1946, la actriz se convirtió en la figura principal del programa patrocinado por jabón Federal en Radio Belgrano, emitido los días jueves y domingos en horario central. Por la misma emisora, también cantó en un festival solidario contra la poliomielitis. El redactor Oscar del Priore, refiriéndose a su etapa como cantante, señaló: «Voz formidable, afinación, estilo y repertorio, le sirvieron para lograr una merecida notoriedad. Es considerada por muchos la máxima intérprete femenina del tango.»

Su relación con Eva Perón

En su autobiografía, Lamarque expresó que, a partir de la asunción de Juan Domingo Perón a la presidencia de Argentina en 1946, no tuvo más contratos para trabajar en el país, lo cual atribuyó a su mala relación con Eva Perón. Allí también afirmó que había hecho lo posible para cambiar la situación e incluso se entrevistó con la propia Perón, pero todos negaban que existiera una prohibición respecto a su persona. Por su parte, la autora Marisa Navarro sostuvo que la verdadera razón del exilio eran las dificultades de la industria cinematográfica vinculadas a la escasez de celuloide.

«No quiero que la gente siga preguntando si le pegué una cachetada o no a Evita. Todo fue muy distinto... Ella no cumplía con su trabajo. Y eso a mí me molestaba. Por su retraso en la filmación de La cabalgata del circo yo debía esperar horas y horas. Eva, mientras todo el grupo de trabajo estaba ya en el set, se quedaba almorzando con el director de la película o el productor. Siempre estaba rodeada de hombres del ambiente. Estaba todo listo para rodar la escena y ella no aparecía. Llegó un momento en que nos agotamos. Hugo del Carril prefirió quedarse de pie, pero yo me fui a sentar, allí mismo, sin moverme de mi sitio. De pronto alguien dijo "ahí viene Eva" y se alborotó el avispero. Por primera vez le dirigí la palabra. Haciendo una enorme reverencia, doblándome en dos todo lo que pude, lo que me permitía el corsé que lucía durante el rodaje, le dije: "Buenas tardes..." Lo dije así, con furia, desde el alma. Ella se frotó las manos y, un poco nerviosa, miró a un lado y al otro y dijo "Bueno, vamos..." De alguna manera, gracias a mi pelea con Evita, conquisté América. De no haber sido así, Libertad Lamarque hubiera quedado en el anonimato.» (Libertad Lamarque).

Durante el gobierno peronista (1946-1955), hubo un conjunto de artistas (entre ellos, Arturo García Buhr, Niní Marshall y Libertad Lamarque) que tuvo dificultades para trabajar o que directamente no podía hacerlo, por lo que debieron exiliarse. Sobre la cinematografía en aquellas épocas, el diario La Nación publicó: «El territorio del cine, que por ser más popular tiene un impacto más directo sobre la sociedad, resultó más conflictivo a la hora de encaminarlo dentro de las nuevas premisas. Durante el peronismo, la actividad había sido intensa, pero la suma de favoritismo y de censura para todo lo que escapara a la visión oficial había afectado la calidad de las producciones.»

Seguidamente, se comentó que Lamarque le habría dado una bofetada a la propia Duarte. El acto, que adquirió una relevante repercusión, fue desmentido por la artista pero los empresarios cinematográficos, sin esperar una confirmación oficial por parte de Evita, continuaron sin contratarla.

La actriz, hasta sus últimos años, siempre negó haberle dado una bofetada a Eva Perón. Además, explicó que en la época de filmación de dicha película había poca gasolina en Argentina, por lo que todos los artistas que integraban el elenco debían maquillarse en sus viviendas y trasladarse en tren hasta los estudios donde se rodaba el filme. Sin embargo, según comentó, Evita se retrasaba y los actores y el director debían esperarla ya preparados para el rodaje de dicha película. Según la redactora Irene Amuchástegui, Lamarque, molesta por el hecho, le dijo: «Tiene usted muy buen corazón, así que cuando le sobre gasolina, tráiganos un poco al estudio por favor, aunque sea en la boca, en un buche». Al sugerirle algunos allegados de que volviera a reconciliarse con Eva Perón, ella respondía: «Yo jamás me arrimé al sol que más calienta».

La obtención de celuloide para filmar dependía exclusivamente del gobierno y no era necesaria la indicación expresa de un funcionario para que tuviera efecto la prohibición contenida en la versión. Hechos similares han sido narrados respecto de otras actrices como Niní Marshall y Luisa Vehil. Otra de las versiones es que durante el rodaje de la película La cabalgata del circo por episodios de celos, las dos artistas discutían y en uno de esos enfrentamientos, Duarte habría exclamado que era «la única artista del lugar» respondiendo Lamarque con una bofetada.

Consagración en México

Ante la falta de trabajo en Argentina, emprendió un exilio a Cuba, contratada por la RHC Cadena Azul. Acompañada por Tita Merello, llegó al aeropuerto de Morón, desde donde viajó. Meses después, realizó una gira por América Latina en la que estaba incluido México. En aquel país, un centro nocturno le ofreció trabajo por tres semanas pero el espectáculo duró tres meses, asentándose ahí definitivamente. Primeramente, vivió de forma temporal en la Casa Latinoamericana junto a su esposo, un lugar donde residían diversos artistas argentinos asentados en aquel país, como Hugo del Carril, Imperio Argentina, Ana María Lynch, Niní Marshall y su esposo Marcelo Salcedo. Entre las figuras de mayor renombre de México se hallaban María Félix, Amanda Ledesma, Cantinflas, Marga López y Arturo de Córdova. Al poco tiempo consiguió trabajo y realizó una valorable cantidad de éxitos en cine, donde llegó a formar parte de las actrices que integraron la «Época de Oro» del cine mexicano con películas como Soledad, La dama del velo, Otra primavera, Huellas del pasado, La loca, Te sigo esperando, entre otras. Su único fracaso fue Gran Casino, de 1947, donde actuó con Jorge Negrete. El director Luis Buñuel recordó: «Pese a las dos grandes figuras, la película sólo obtuvo un modesto éxito. Entonces, se me "castigó". Permanecí dos años y medio sin trabajar... Vivíamos del dinero que nos mandaba mi madre».

En 1949 participó en la película Otra Primavera, que fue nominada en competencia con Los olvidados, de Luis Buñuel, para el premio Ariel otorgado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. La actriz fue nuevamente candidata por sus papeles en La loca (1951), de Miguel Zacarías; y Cuando me vaya (1953), de Tito Davison. En 1955, Lamarque interpretó a una directora de orquesta y compartió cartel con Pedro Infante en Escuela de Música, donde se podían apreciar melodías como «Lamento Jarocho», de Agustín Lara.

Filmes mexicanos como Huellas del pasado, La loca, Otra primavera (por la que fue nominada al premio Ariel) y La mujer X, fueron «excepcionales» de acuerdo a la crítica. En Ansiedad (1953) y Escuela de música (1955) llevó a cabo varios cuadros musicales con Pedro Infante. El dúo musical integrado por ambos fue exitoso, pero jamás trabajaron juntos en un disco. Mis padres se divorcian y La cigüeña dijo sí (1960) la muestran en una faceta diferente a la de la comedia. Ahí compartió cartel con Arturo de Córdova, su pareja por excelencia y una de las preferidas por el público. En Cuando me vaya (1954) interpretó la vida de la famosa compositora mexicana María Greever y en Yo, pecador (1959) se relata la vida de Fray José Mojica, en la cual interpretó a la madre del destacado actor a pedido de él mismo. Así era mi madre o Bello recuerdo (1961), con Joselito y Sara García, fue la única película filmada en España con su participación; mientras que la sinopsis de Rosas blancas para mi hermana negra (1970), intercala el tema racial con el entonces novedoso trasplante de corazón.

Desde 1955, con el derrocamiento al ex-presidente Juan Domingo Perón, viajaba a Buenos Aires con mayor frecuencia. En 1959, en una breve estadía por Argentina y después de protagonizar una gran cantidad de películas en México como Acuérdate de vivir, Rostros olvidados, Te sigo esperando, La mujer sin lágrimas o La marquesa del barrio, protagonizó Creo en ti, con Jorge Mistral; que se estrenó en 1960. Él se suicidaría en 1972, tras un período depresivo.

Los músicos que la acompañaron

Hizo su primera grabación a los 17 años, y a lo largo de 71 años alcanzó los 450 registros. Éstos fueron presentados en México, Argentina, España y Cuba. También hizo variadas interpretaciones musicales en sus películas que abarcaron géneros como el tango, el bolero, el vals, la zamba, la milonga, la rumba y la ranchera.

Desde 1926 hasta 1937 la secundó un trío de guitarristas integrado por Cerdá, Ferrari y Rivero, según se menciona en los discos de sus grabaciones para RCA Víctor. Durante la grabación de ¡Tango!, tuvo un acompañamiento de Luis Visca, con quien interpretó el tango de Sciammarella y Fontaina, «Andate»; y con la orquesta de Osvaldo Fresedo el tango «Noviecita», de Luis Bates y Sebastián Lombardo. A mediados de los años 1930 cantaba acompañada por un trío cuyo bandoneonista era Héctor María Artola. El violinista era Antonio Rodio, quien dirigía una de las orquestas más populares de Argentina.

En 1938 tuvo el acompañamiento especial de las orquestas de Alfredo Malerba y Mario Maurano. Con esta última continuó hasta 1945, cuando volvió a cantar con la orquesta de su esposo. Alternó, además, las de Héctor Stamponi (1948-1950), Miguel Buchino (1956), y también en ese año la de Alfredo Malerba nuevamente y Juan D´Arienzo. En 1966 cantó a dúo con su hija y con la orquesta de Miguel Buchino. En 1967, 1971 y 1972 grabó long-plays con el conjunto de Lucio Milena.

En México la secundaron Ruiz Armengol, Chucho Zarzosa, Raúl Lavista, Chucho Ferrer, Miguel Esperón, Coros de Coyoacan, Magallanes, Pocho Pérez, el Mariachi Vargas, de Tecalitlán y el Mariachi de América, de Jesús Rodríguez de Hijar. Trabajó en Chile, Puerto Rico, Venezuela, República Dominicana, Guatemala, El Salvador, Honduras y hasta en Nueva York. En La Habana hizo teatro y grabó varios discos.

La novia de América

Entre los diversos sobrenombres que recibió, el que más se caracterizó fue el de «La Novia de América», originado por el público cubano. Lamarque fue adquiriendo en su repertorio temas de distintos géneros como la milonga, el folclore o el tango y para cada presentación utilizaba vestidos que hacían referencia al país donde llevaba a cabo el recital, por lo que surgió este seudónimo. A su vez, fue llamada «Doña Liber», «La Reina del Tango» y «La Señora de la Lágrima», por su estado emocional característico en sus trabajos cinematográficos de la década de 1930.

«Si volviera a nacer sería tal cual soy: chapada a la antigua, petisa, gordita, vergonzosa, cursi... melodramática y cantante de tangos con sabor y ritmo de tradición.» (Libertad Lamarque).

Última etapa

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En 1961 filmó Así era mi madre, su única película española que contenía escenas muy emocionantes secundadas con musicales en donde Sara García y Joselito eran las otras figuras. En los años de 1960 se la podía apreciar en el programa de TV Sábados Circulares, de Nicolás Pipo Mancera, en varias presentaciones. Lamarque adquirió mucha popularidad con el estreno de la comedia musical Hello Dolly (en 1967 en el Teatro Nacional de Buenos Aires), dirigido por el franco-argentino Daniel Tinayre, que también hizo producciones en América y España. Luego, en 1968 continuó su trabajo en México y la RCA Victor lo recopiló en un LP que contiene dicha puesta en escena. Una de sus hermanas, Amelia Lamarque, incursionó como actriz en cinco películas.

Con el transcurso de los años, tuvo que adecuarse a roles más acordes a su edad, aunque siempre afirmó que no le molestaba «el paso del tiempo». A partir de la década de 1970 incursionó en televisión en el género de la telenovela, incursionando siete veces en ello. En 1972 recibió su primera propuesta por parte de Venezuela para actuar en Esmeralda, y luego protagonizó en el mismo país: Mamá, que tuvo una alta aceptación pública. En 1975, a título de homenaje, recibió el premio Martín Fierro.

«El público me ha estirado la vida. Se lo agradezco y sólo le pido que me aprisione y no me suelte.» (Libertad Lamarque, 1982).

Sin embargo, Soledad (como se llamó una de sus películas), fue su consagración televisiva. Fue producida en 1980 por la cadena mexicana Televisa, y Lamarque ahí componía a una ama de llaves que después de cuidar a tres hijos ajenos, es despreciada por estos cuando decide casarse con el padre de ellos. Al año siguiente, en 1981, la telenovela se transmitió en Argentina por Canal 11 y el productor Goar Mestre la convocó y le propuso hacer una tira por el mismo canal titulada Amada, estrenada en octubre de 1983 con guiones de Celia Alcántara y basada en una propuesta de Lamarque, respectivamente. La sinopsis indicaba que una pareja decide repartir la herencia entre sus dos hijos biológicos y de crianza, hecho que desata un polémico conflicto. La acompañaron en la trama Ariel Keller, Diego Varzi, Ivonne Fournery, Patricia Palmer y Silvia Kutika.

Libertad Lamarque, junto a otros artistas, en 1982, en un programa para recaudar fondos durante la Guerra de Malvinas.

En los años 1970 seguía filmando en México e incluso tuvo una participación especial en un filme sobre la historia del cine azteca, pero en 1972 y en 1978 encabezó las que serían sus últimas dos películas argentinas: La sonrisa de mamá, con Palito Ortega; y La mamá de la novia. Con aquel músico, compuso un reconocido tema que se volvió muy popular: «Se parece a mi mamá», el cual es muy evocado especialmente en el Día de la Madre. Ambos filmes fueron dirigidos por el prestigioso director Enrique Carreras. En Argentina, protagonizó la obra teatral Aplausos (1972), que produjo un rotundo éxito en su estreno en el Teatro Cómico con un elenco integrado por Duilio Marzio, Tincho Zabala, Julia Sandoval y Enrique Dumas. En 1978 recibió una condecoración del presidente venezolano Carlos Andrés Pérez y en 1980, de nuevo en México, compartió el premio de la Asociación de Críticos de Nueva York con la actriz María Félix. Ese año el Museo del Cine le entregó la Cámara Pathé junto a Tita Merello, Delia Garcés, Niní Marshall y Mecha Ortiz, «en reconocimiento a las primeras figuras del cine nacional». En 1982 protagonizó la revista musical Libertad Lamarque, ¿es una mujer de suerte? en el Teatro Lola Membrives, con guiones de la propia actriz y la adaptación de Nicolás Carreras; mientras que la dirección musical perteneció a Oscar Cardozo Ocampo. Entre los músicos de su orquesta se encontraban Osvaldo Berlingeri, Arturo Schneider, Raúl Luzzi y Omar Murtagh. También apoyó a su país natal en el programa especial 24 horas por Malvinas, conducido por Pinky y Cacho Fontana, donde donó una joya y recitó varios versos al lado de Lolita Torres.

En 1985 recibió en Argentina el premio Konex de Platino a la Mejor Cantante de Tango, y en 1986 publicó su autobiografía titulada Mis memorias, de Editorial Vergara. En la publicación, confirmó su edad que hasta entonces era desconocida. Además, expresó: «La escribí a mano, porque a máquina no me puedo inspirar». En la presentación del libro declaró: «He puesto, incluso, aquellas cosas de las que hubiera preferido no acordarme nunca en la vida, pero quise que no quedaran dudas sobre mi verdad.» Sin embargo, varias editoriales en publicaciones escritas retienen que su fecha de nacimiento habría ocurrido en 1906 o en 1909, que son falsas respectivamente. En 1988 hizo una temporada marplatense por tres meses (enero, febrero y marzo) en el Teatro Ópera con un espectáculo musical llamado A todo tango II, con dirección de José Colangelo. A su vez, dejó plasmadas las huellas de sus manos en la Vereda de la Fama del Hotel Hermitage. En 1989 fue incluso homenajeada en el Festival de San Sebastián, en España, donde se proyectó parte de su obra. También recibió el Caesar Awards otorgado por la Asociación de Teatro Americano a los artistas latinoamericanos en la ciudad de Los Ángeles y se colocó una baldosa con su nombre en la vereda del Latinstar en la ciudad de Miami. Luego, durante una visita a París al Festival del Otoño, se le concedió un homenaje. En 1990 fue designada «Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires» y el 15 de noviembre de 1991, pocos días antes de su cumpleaños, el Concejo Municipal rosarino la distinguió como «Ciudadana Ilustre de Rosario».

Últimos años y fallecimiento

Con su espectáculo Tangos y Nostalgias se presentó en la inauguración de Expo-Sevilla en 1992 y recorrió más de 15 ciudades de América. En 1993 viajó a Buenos Aires para recibir como muchos otros artistas, el premio Podestá, que se lo otorgó la actriz Graciela Borges. El viernes 1 de diciembre de 1995 se le concedió en el Teatro Nacional Cervantes un homenaje donde fue distinguida con el honor de «Personalidad Emérita de la Cultura Argentina». La ceremonia se realizó conmemorando el octogésimo aniversario del inicio de la carrera artística de Lamarque e invitada por el secretario de Cultura Mario O‘Donnell. La distinción que la actriz recibió, ya había sido entregada a otra reconocida figura: Enrique Cadícamo, «por su trayectoria artística y su aporte a la cultura nacional». En esta oportunidad participaron del homenaje Alberto Castillo, Niní Marshall, Raúl Lavié, María Marta Serra Lima, Horacio Salgán, Eva Franco, Irma Córdoba, Eduardo Bergara Leumann, entre otros.

«Creo que me da vergüenza, pudor, tener que confesarlo pero no sería sincera si no dijera que vivo agradecida a todo el mundo que me ha querido y me quiere todavía». (Libertad Lamarque, 1998).

En 1996, durante una corta temporada y luego de permanecer varios años en Miami junto a su asistente Irene López Luque, estrenó en el Teatro Gran Rex un recital titulado Entre nosotros, donde cantó tangos y boleros a dúo con María Marta Serra Lima, de quien fue íntima amiga. Contó con la participación especial del Mariachi Los Torales. En noviembre de aquel año fue premiada en el XII Festival Internacional de Cine, con la presencia de su amiga Eva Franco y alrededor de 17 000 espectadores. En 1997 participó en el disco «Pasiones», con el grupo Los Pimpinela, donde no cantó sino que formó parte del elenco del video. Con Enrique Chía, hizo su última grabación a la edad de 89 años, destacándose su interpretación de «El día que me quieras», de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera. En el mismo año cantó en el Miami-Dade County Auditorium con la Orquesta Filarmónica de Florida.

El 27 de noviembre de 1998, fue designada «Asesora ad Honórem» por la Secretaría de Cultura, de acuerdo con una resolución firmada por la titular del área, Beatriz Gutiérrez Walker. El homenaje a la artista, célebre por su actividad cinematográfica y por los tangos que interpretó con su personal estilo musical, se realizó en la Botica del Ángel, con Eduardo Bergara Leumann como anfitrión. Lamarque fue reconocida por la jerarquía de los aportes realizados en favor del desarrollo y la difusión de la música ciudadana y del arte dramático de acuerdo con la resolución que lleva el número 3120. En la misma norma se indicó que se designa a la artista como asesora de la Secretaría de Cultura para colaborar con la difusión del tango en Argentina y en el exterior.

En 1998 interpretó a la abuela Piedad Bracho, una mujer alcohólica, en La usurpadora, telenovela mexicana protagonizada por Fernando Colunga y Gabriela Spanic, que llegó alcanzar más de 45 puntos de audiencia y fue emitida en varios países como Colombia, Brasil, Croacia y Estados Unidos. Al cumplir 90 años, regresó a Argentina para celebrar su cumpleaños con sus amigos y familiares, por lo que se le hicieron varias notas periodísticas para revistas de interés general y confesó a la prensa que iba a realizar un breve papel en la telenovela mexicana María Teresa, donde interpretaría a una monja al lado de Thalía y Fernando Carrillo. A su vez, fue galardonada en el Sindicato de Distribuidores de Diarios y Revistas. Viajaba continuamente a México y a Miami, donde tenía una residencia en Coral Gables. El 24 de julio de 2000, en la ceremonia de los premios Ariel en el Palacio de las Bellas Artes, recibió su último homenaje en México, obteniendo el Ariel de Oro por su extensa trayectoria.

«Yo nací para cantar, para actuar, nací para lo que sigo haciendo aún hoy. ¿De qué me puedo quejar? De todas formas, nunca se puede tener una felicidad completa... ¿Quieren jubilarme? Mire, trabajar para mí es como tonificarme para seguir viviendo. Parar, dejar todo, es como jubilarme y eso no lo quiero. Como decía el entrañable Luis Sandrini: "Mientras el cuerpo aguante...". Y el mío, hasta ahora, se aguanta todo. Además, yo nací artista y artista me voy a morir, de eso estoy segura.» (Libertad Lamarque, 1998).

Realizaba sus tradicionales recitales por toda América y Europa, presentándose en diversos escenarios en compañía de otros cantantes. Hacía gimnasia, teniendo una vitalidad asombrosa a la que ella comentaba que «el secreto era borrar los malos recuerdos de la mente y no ser soberbia». En el 2000, interpretó a la Madre Superiora de la telenovela mexicana Carita de ángel, adaptación de Papá Corazón, escrita por Abel Santa Cruz. En esta ocasión, estaba protagonizada por la joven actriz Daniela Aedo, y contaba con un elenco de actores integrado por Lisette Morelos, Miguel de León, Nora Salinas, Manuel Saval, Berta Moss y Marisol Santa Cruz.

En una oportunidad, Lamarque padeció una caída en su domicilio, por lo que la producción del ciclo debió reacomodar las escenas para que no hiciera demasiados esfuerzos. La anciana actriz pidió que se la protegiera de la prensa, de modo tal que se evitara sacarle fotografías o hacerle reportajes debido a las condiciones que atravesaba, por las cuales debía trasladarse en silla de ruedas temporalmente.

Mientras se encontraba en la grabación de la telenovela Carita de ángel sufrió una recaída, por lo que debió ser internada el 30 de noviembre en el Hospital Santa Elena, de México. Fue diagnosticada con una bronquitis que derivó en una neumonía, y su estado de salud se agravó durante el trayecto de dos semanas.18 Falleció a los 92 años el martes 12 de diciembre de 2000 de un paro cardiorrespiratorio a las 8:00 (hora argentina)/5:00 (hora mexicana). Aplaudida y ovacionada por la gente presente, fue velada en la casa funeraria Gayosso de Félix Cuevas, y a las 15 h del día siguiente fue cremada en el Panteón Español y sus cenizas fueron arrojadas al mar frente a su vivienda de Miami, según su última petición. En la serie infantil fue reemplazada por la actriz Silvia Pinal y se dedicó el capítulo 126 en su memoria. Su hija (traductora de inglés, francés e italiano), confesó ante los medios: «A ella no le gustaba estar encerrada. Como su nombre bien lo dice, la libertad siempre fue muy importante para mi madre. Cumpliremos su voluntad. Ella decía que después de algunos años de que alguien fallece nadie lo visita en el panteón. En cambio, al mar toda la gente acude.»

El 24 de noviembre de 2008 se conmemoró el centenario de su nacimiento y se realizaron varios homenajes en el Centro Cultural San Martín. El Museo de Cine Pablo Duckros Chicken realizó un recordatorio en el Colegio Público de Abogados, proyectándose varios musicales y filmes protagonizados por ella. El Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina proyectaron, al igual que el Complejo Tita Merello, una gran cantidad de películas suyas.

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