Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).
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Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.
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Presentación de la Cátedra de Flamencología
Presentación de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba
Sala Medea de la Universidad de Córdoba. 29 de enero de 1997.
- Excmo. Sr. Rector Magfco.
- Excmo. Sr. Vicerrector de Extensión Universitaria y de Relaciones Institucionales
- Profesores y Estudiantes de la Universidad de Córdoba
- Amigos todos del Arte Flamenco.
Antes de nada he de decir que me honro y cumplo con una de las satisfacciones más grandes de mi vida dedicada al cultivo y divulgación del flamenco: dar noticia de la creación de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba. El 23 de abril de 1996, el Rector Mgfco. de la Universidad de Córdoba, Amador Jover, me pedía en su despacho, ante el Vicerrector de Extensión Universitaria y Relaciones Institucionales, Miguel Rodríguez-Pantoja Márquez, que me hiciese cargo de la Cátedra de Flamencología, cuya creación pensaba proponer a su Junta de Gobierno. Superado casi instantáneamente el golpe de sorpresa, no sólo mío, sino del propio Vicerrector, acepté sin dudar lo más mínimo por mi parte, si bien advertía que tal vez mi modesto curriculum académico no lo permitiera. Me aseguró que ya lo conocía y que era interesante para su propósito. El citado Vicerrector me remitía con fecha 20 de enero de 1997 copia de Ejecución de Acuerdos de la Junta de Gobierno de esta Universidad, tomados en su sesión de fecha 5 de diciembre de 1996. Con la firma del Secretario General, Manuel Torralbo Rodríguez, leo el siguiente texto con su correspondiente protocolo:
"De Secretario General a Excmo. Sr. Rector Magfco. y Excmo. Sr. Vicerrector de Extensión Universitaria y Relaciones Institucionales.
Acuerdos del punto 7 del Orden del Día:
Propuesta de creación, si procede, de la Cátedra de Flamenco de la Universidad de Córdoba
La Junta de Gobierno aprobó:
- La creación de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba.
- Nombrar a Agustín Gómez Pérez, responsable de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba.
- El Reglamento interno de la Cátedra de Flamencología según documento anexo.
Y para que conste se expide la presente ejecución, indicando que, de conformidad con lo prevenido en el art. 27.5, segundo párrafo de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, esta ejecución es anterior a la aprobación del acta de la sesión correspondiente.
Lo que comunico para su conocimiento y efectos oportunos."
Henos pues aquí en este acto de presentación que he de empezar por mí mismo a la manera de un soldado cuadrado y firme ante un superior: Yo soy Agustín Gómez Pérez, he nacido en Montilla y tengo 57 años. Dedico mi vida al flamenco, desde que tenía doce años, arrancando lógicamente del propio ambiente familiar. Esta dedicación la hago compatible con mi profesión de maestro de escuela. En el campo de la divulgación, he aprovechado siempre todos los medios de comunicación que se han puesto a mi alcance. En la radio durante treinta años a diario, en la prensa durante los últimos 20… Excúsenme ya de este enojoso protocolo mínimo y vayamos ahora más relajadamente a la Cátedra de Flamencología.
El flamenco es un elemento integrante de la cultura andaluza que nuestra Universidad no puede permitirse ignorar, tanto más en estos tiempos de afirmación de los pueblos en su propia identidad. Sobre su calidad de cultura o subcultura, folklore o arte hay un debate largo cada día más ganado hacia su valoración artística. Si bien sus fuentes y nutrientes populares inclinan a situarle en el terreno del folklore y la subcultura, la exigencia de una técnica rigurosa para su cultivo, de un espíritu sensible para entrar en su sintonía, y el acopio de calidades personales para su expresión hacen que se le pueda considerar, como música y estética corporal, entre las bellas artes y para iniciados.
No obstante, pienso, que el interés universitario por su estudio radica en la posibilidad de llegar con él a las coordenadas de espacio y tiempo del hombre andaluz y su cultura: su diversidad, su sentido de la independencia, individualismo o personalismo; su mitología de la vida y la muerte, su inmersión en la naturaleza y dependencia de ella; su sentido del esfuerzo físico y su capacidad para resolver en síntesis el lenguaje y la expresión lírica, dándose paradójicamente con abundancia, en cambio, por un alarde o un capricho pinturero.
El flamenco ofrece desde un yacimiento arqueológico a un conjunto monumental vivo, donde encontraremos huellas y testimonios fieles del tiempo en los distintos espacios del suelo andaluz, en los que sus hombres se mineralizan. A veces, lo que encontramos fosilizado en los libros aparece vivo y floreciente en las voces flamencas. Más que historia, es la intrahistoria del pueblo andaluz con su habla natural, su evolución económica, sus problemas migratorios; su dependencia demográfica, la incidencia del fenómeno turístico; la ligazón íntima a su trabajo primario; su idiosincrasia individualista y social; su sentido religioso, moral y cívico; su gusto estético. Antropología, sí, pero también arte lírico y plástico con el que ha hecho comunicación sensible más allá de su lenguaje hablado.
Como núcleo temático de cultura ofrece fácil interdisciplinaridad con las bellas artes, artes románticas, artes gráficas, poesía, teatro, costumbrismo, razas y etnias en Andalucía... Retablo riquísimo para labrar en un taller de flamenco. Con estas perspectivas de estudio, el flamenco está necesitado tanto de una evaluación justa como de una definición adecuada que acabe ya con la manoseada polémica de puristas y esnobs. Esa es nuestra asignatura pendiente.
Ya estamos hartos de dar palos de ciego. Con frecuencia se habla del Flamenco en la Universidad, pero me temo que no ha pasado hasta ahora más allá de una afición contemplativa, a pesar de las buenas perspectivas que se le ofrecieron desde la Sorbona en 1954 con la publicación de la Antología de Hispavox. Con ella se inauguraba un interés, distinto al romántico, por los valores del pueblo. Era un momento histórico en el que el pueblo tenía que encontrarse consigo mismo y hallar su propia estima; autoafirmarse. Se reconoció en el espejo de Pepe el de la Matrona, de Bernardo el de los Lobitos, de Antonio El Chaqueta, de Rafael Romero, Jacinto Almadén... Se vio a sí mismo en otra dimensión más humana, frente a los divos de una época caduca. Supo que tenía raíces hondas de cultura y arte; que las voces campesinas, mineras y gitanas eran materiales nobles de expresión artística.
La Sorbona escuchó aquellas voces y las aplaudió en sus aulas. Seguidos de aquel ejemplo, aquella antología que se había hecho para el mercado francés, no pudo silenciarse en España y la vimos publicada unos años después, la Universidad de Madrid seguía el ejemplo de La Sorbona. Los cambios sociales y políticos van precedidos de cambios culturales. Por aquellos años sesenta, había inquietudes universitarias de cambiar la vida social del país, a pesar de la reacción fuerte del sistema político. El flamenco fue entonces utilizado como una excelente arma de concienciación y lucha para ese cambio. Es por eso que valían para Alberti las coplas y, sobre todo, las voces y gritos minerales de Menese y Gerena.
A la de Madrid siguieron las Universidades de Barcelona, Granada, Córdoba, Málaga, Sevilla y Cádiz. Es de bien nacidos recordar en estos momentos el entusiasmo estudiantil que despertó el flamenco en nuestra Escuela de Agrónomos, mantenido dos cursos muy intensos en los últimos años sesenta; como dos generaciones estudiantiles de Veterinaria y Biológicas, en sus correspondientes etapas, sostuvieron brillantes ciclos de conferencias y recitales en su Aula Magna. Así, recordamos también ciclos eventuales en Filosofía, Magisterio y en este mismo Colegio Mayor Séneca cuando se asentaba en el monumental edificio modernista de Alfonso XIII.
No conozco ninguna tesis doctoral sobre flamenco elaborada en la Universidad de Córdoba. He tenido noticia y alguna experiencia, en cambio, de varias elaboradas en las Universidades de Granada, Málaga, Cádiz y Barcelona. Queremos que la Cátedra de flamencología de la Universidad de Córdoba sea algo más que un entusiasmo pasajero, algo más que una experiencia gozosa al paso por sus aulas, aunque tan sólo por esto se justificaría. La Universidad, como el flamenco, es vida. La flamencología necesita del rigor y el método científico, del análisis y criterio estético que sólo la Universidad puede aportarle.
Queremos que los universitarios de Córdoba tengan en su Cátedra de Flamencología un instrumento a su alcance que permita conocer este género, no sólo por su faceta artística o estética, formalista y técnica, sino sus motivaciones, circunstancias, trascendencia, implicaciones sociales, políticas y culturales. Queremos que la Cátedra de Flamencología ofrezca cursos de iniciación y profundización en los estudios del flamenco impartidos por los mejores especialistas, así como recitales por artistas competentes; queremos una dinámica de seminarios de investigación. Queremos, en fin, que los propios estudiantes participen en el diseño curricular de esta Cátedra, que propongan sus programas y sus aspiraciones en ella. Y queremos, sobre todo, que la Cátedra de Flamencología sea un vehículo para acercarse y convivir con el pueblo llano y sencillo; que, a través de ella, la Universidad de Córdoba esté más integrada en su pueblo. La Cátedra de Flamencología crecerá hasta donde nos lleven los intereses de los propios estudiantes. Si esta Cátedra consigue un buen ratio, será a partir de hoy lo que quieran sus estudiantes.
Por eso empezamos preguntando y os rogamos una respuesta, esta misma noche a la salida, que depositaréis en unas cajas dispuestas a este efecto en la puerta. En el papel que se os ha entregado os pedimos que señaléis la calidad de vuestra deseada participación, con vuestro nombre y dirección para ponernos en contacto, y la facultad o escuela a la que pertenecéis para saber en donde formar grupos de actividades. Estoy seguro que el flamenco nos devolverá cien satisfacciones por una caricia.