Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).

PRÓXIMOS ACTOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA

Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba

Marzo , 1a.quincena. Conferencia de JUAN ORTIZ VILLALBA. " LA MASONERÍA EN CÓRDOBA ". (Presenta José Luis García Clavero).
Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.

CONVOCADOS LOS PREMIOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
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Dejando aparte la circunstancia no aclarada del cambio de nombre que ha sufrido a última hora, puesto que en un principio y por iniciativa del [Ateneo de Córdoba]] estuvo denominado como “Jardín de Cántico”, en homenaje al grupo poético cordobés así llamado; soslayando igualmente la pretendida e inicial idea de un espacio ajardinado al estilo hispano-árabe, por lo poco que de tal estilo conserva o tiene el resultado final (apenas el diseño geométrico del conjunto y la tacaña presencia que supondrá el agua cuando pueda correr por tan exiguos canales), nos proponemos describir en este artículo el Jardín del Marrubial (campo de marrubios, Marrubium vulgare, una planta de color blanquecino y olor característico propia de los caminos, de los ribazos y de los campos abandonados) tal y cual se nos ofrece a los pocos días de su inauguración, aún con las etiquetas de Santa Marta (como si no existiesen viveros municipales) en las madreselvas y con los niños jugando al fútbol sobre su césped seco una esplendorosa mañana de domingo (como si tampoco existiera el bando de la Alcaldía sobre la prohibición de los juegos de pelota en zonas ajardinadas).
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{{Cita|Dejando aparte la circunstancia no aclarada del cambio de nombre que ha sufrido a última hora, puesto que en un principio y por iniciativa del [[Ateneo de Córdoba]] estuvo denominado como “Jardín de Cántico”, en homenaje al grupo poético cordobés así llamado; soslayando igualmente la pretendida e inicial idea de un espacio ajardinado al estilo hispano-árabe, por lo poco que de tal estilo conserva o tiene el resultado final (apenas el diseño geométrico del conjunto y la tacaña presencia que supondrá el agua cuando pueda correr por tan exiguos canales), nos proponemos describir en este artículo el Jardín del Marrubial (campo de marrubios, Marrubium vulgare, una planta de color blanquecino y olor característico propia de los caminos, de los ribazos y de los campos abandonados) tal y cual se nos ofrece a los pocos días de su inauguración, aún con las etiquetas de Santa Marta (como si no existiesen viveros municipales) en las madreselvas y con los niños jugando al fútbol sobre su césped seco una esplendorosa mañana de domingo (como si tampoco existiera el bando de la Alcaldía sobre la prohibición de los juegos de pelota en zonas ajardinadas).
  
 
Se trata de un espacio rectangular y amplio que podemos dividir en sucesivos tramos, siendo el primero y más abierto el próximo a la avenida de las Ollerías, a un nivel superior que los demás que se salva con asiento corrido y baranda dy hierro a derecha y al frente. Tiene esta zona parterres sembrados de caléndulas e hilera de brachichiton hacia su espacio central, éste con estanque redondo bordeado de madroños arbóreos, pimenteros falsos y arbustos (romero, atriplex y budlejas), así como un recuadro que lo precede con pitos poros, bérberis, forsitias y fotinias, además de un cedro del Himalaya, un pino, dos álamos y un pruno. El pavimento es de guijos y de lozas, y el mobiliario lo constituyen pobres bancos de piedra artificial, papeleras y farolas. Queda a la izquierda, como hasta el fondo, la muralla con su delicado césped, no faltando en el contorno los naranjos y los magnolios.
 
Se trata de un espacio rectangular y amplio que podemos dividir en sucesivos tramos, siendo el primero y más abierto el próximo a la avenida de las Ollerías, a un nivel superior que los demás que se salva con asiento corrido y baranda dy hierro a derecha y al frente. Tiene esta zona parterres sembrados de caléndulas e hilera de brachichiton hacia su espacio central, éste con estanque redondo bordeado de madroños arbóreos, pimenteros falsos y arbustos (romero, atriplex y budlejas), así como un recuadro que lo precede con pitos poros, bérberis, forsitias y fotinias, además de un cedro del Himalaya, un pino, dos álamos y un pruno. El pavimento es de guijos y de lozas, y el mobiliario lo constituyen pobres bancos de piedra artificial, papeleras y farolas. Queda a la izquierda, como hasta el fondo, la muralla con su delicado césped, no faltando en el contorno los naranjos y los magnolios.
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Cierran el jardín dos recuadros últimos, irregulares, donde podemos contemplar algunas palmeras datileras, boneteros, aligustres, áloes, dos árboles del amor, pinos, hibiscos y tres viejos algarrobos hacia donde tiene el recinto puerta a la Ronda y continúan su partido los chavales sobre el césped ralo y amarillento, que no es vegetal propio de los jardines hispano-árabes como tampoco lo son gran parte de las especies que el jardín contiene (pimenteros, budleias, pitósporos, , forsitias, robinias, brachichiton, geranios, dalias, catalpas, jacaranda, cortaderias, , cañas de Indias, etc,…), echándose de menos en su lugar acantos y celindas, higueras y membrilleros, laureles, almendros, malvas reales y lentiscos entre otros.
 
Cierran el jardín dos recuadros últimos, irregulares, donde podemos contemplar algunas palmeras datileras, boneteros, aligustres, áloes, dos árboles del amor, pinos, hibiscos y tres viejos algarrobos hacia donde tiene el recinto puerta a la Ronda y continúan su partido los chavales sobre el césped ralo y amarillento, que no es vegetal propio de los jardines hispano-árabes como tampoco lo son gran parte de las especies que el jardín contiene (pimenteros, budleias, pitósporos, , forsitias, robinias, brachichiton, geranios, dalias, catalpas, jacaranda, cortaderias, , cañas de Indias, etc,…), echándose de menos en su lugar acantos y celindas, higueras y membrilleros, laureles, almendros, malvas reales y lentiscos entre otros.
  
Pero no queremos terminar sin decir que pese a los aspectos negativos que hemos ido reseñando al paso de la descripción, todos ellos subsanables con cuidados y previsibles cambios, el hecho en sí de un nuevo jardín para la ciudad es digno de alabanza, máxime en Córdoba, tan necesitada de ellos para mitigar las calores del estío, y tan depredada últimamente en muchas de sus crecidas arboledas, de lo que puede ser ejemplo a no seguir lo ocurrido en el entorno e interior de los Jardines de la Merced.
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Pero no queremos terminar sin decir que pese a los aspectos negativos que hemos ido reseñando al paso de la descripción, todos ellos subsanables con cuidados y previsibles cambios, el hecho en sí de un nuevo jardín para la ciudad es digno de alabanza, máxime en Córdoba, tan necesitada de ellos para mitigar las calores del estío, y tan depredada últimamente en muchas de sus crecidas arboledas, de lo que puede ser ejemplo a no seguir lo ocurrido en el entorno e interior de los Jardines de la Merced.|[[Manuel de César]]<br>[[Diario Córdoba]], [[26 de enero]] de [[1993]]}}
  
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Revisión del 23:14 30 ago 2010

Dejando aparte la circunstancia no aclarada del cambio de nombre que ha sufrido a última hora, puesto que en un principio y por iniciativa del Ateneo de Córdoba estuvo denominado como “Jardín de Cántico”, en homenaje al grupo poético cordobés así llamado; soslayando igualmente la pretendida e inicial idea de un espacio ajardinado al estilo hispano-árabe, por lo poco que de tal estilo conserva o tiene el resultado final (apenas el diseño geométrico del conjunto y la tacaña presencia que supondrá el agua cuando pueda correr por tan exiguos canales), nos proponemos describir en este artículo el Jardín del Marrubial (campo de marrubios, Marrubium vulgare, una planta de color blanquecino y olor característico propia de los caminos, de los ribazos y de los campos abandonados) tal y cual se nos ofrece a los pocos días de su inauguración, aún con las etiquetas de Santa Marta (como si no existiesen viveros municipales) en las madreselvas y con los niños jugando al fútbol sobre su césped seco una esplendorosa mañana de domingo (como si tampoco existiera el bando de la Alcaldía sobre la prohibición de los juegos de pelota en zonas ajardinadas).

Se trata de un espacio rectangular y amplio que podemos dividir en sucesivos tramos, siendo el primero y más abierto el próximo a la avenida de las Ollerías, a un nivel superior que los demás que se salva con asiento corrido y baranda dy hierro a derecha y al frente. Tiene esta zona parterres sembrados de caléndulas e hilera de brachichiton hacia su espacio central, éste con estanque redondo bordeado de madroños arbóreos, pimenteros falsos y arbustos (romero, atriplex y budlejas), así como un recuadro que lo precede con pitos poros, bérberis, forsitias y fotinias, además de un cedro del Himalaya, un pino, dos álamos y un pruno. El pavimento es de guijos y de lozas, y el mobiliario lo constituyen pobres bancos de piedra artificial, papeleras y farolas. Queda a la izquierda, como hasta el fondo, la muralla con su delicado césped, no faltando en el contorno los naranjos y los magnolios.

Por dos escaleras laterales descendemos al segundo tramo, quedándonos a la derecha el rincón que preside (más romano que árabe) la pintura mural de José Duarte. Es este espacio un apéndice que aprovecha el terreno no edificado del lugar y constituye por su configuración la única zona de probable sombra benéfica para los calurosos meses del verano, dado que el resto tiene vegetación arbórea más bien rara y en su mayoría de especies poco frondosas. Tiene como centro esta parte una fuente de piedra con pilón y dos tazas sobre piso y calles de albero, y recuadros ajardinados irregulares con setos de aligustre y profusión de geranios, madreselvas, cotoneaster, adelfas, áloes, pitos poros, lantanas, aspireas, rosales, dalias, triples, romeros, álamos blancos, cedros y naranjos, quedando fuera y sobre las calles algunos ejemplares de catalpa, medlia, arce negundo, robinia, olmo y álamo.

Pero volvamos a situarnos en el punto del eje principal. Una estrechísima atarjea comunica el estanque del jardín superior con el adosado al muro terminal de mismo ya al nivel general del jardín bajo. Aquí comienza otro espacio que entre doble hilera de naranjos y arriates tiene como centro a otro estanque, ahora rectangular y alargado con sucesivos surtidores. A su derecha quedan parterres ensetados dentro de los cuales crecen durillos y boneteros, abelías y cedros del Himalaya, prunos y olmos, cipreses de Arizona y pinos, todo ello hasta alcanzar el último tramo del jardín configurado por las cuatro pérgolas de ladrillo encalado, los cuatro magnolios y los cuatro recuadros que preceden al estanque semicircular final, especie de paraninfo que también se remata con pérgola de ladrillo, en esta ocasión visto. Los mencionados recuadros albergan plantaciones de cannas y pimenteros falsos, rodeándose de otros parterres irregulares que ofrecen romeros y lantanas, hibiscos y budleias, pitósporos y retamas, adelfas y cortaderias, bérberis y fotinias, un solitario olivo, un solitario jacaranda, cedros y cipreses, álamos y pinos, olmos, prunos y negundos.

El mobiliario, de bancos y farolas, se completa con dos surtidores para beber y con asientos adosados a las pérgolas, así como la vegetación con algunas trepadoras a espaldas de estas últimas con son campsis en la semicircular del fondo junto a matas de salvia roja en flor.

Cierran el jardín dos recuadros últimos, irregulares, donde podemos contemplar algunas palmeras datileras, boneteros, aligustres, áloes, dos árboles del amor, pinos, hibiscos y tres viejos algarrobos hacia donde tiene el recinto puerta a la Ronda y continúan su partido los chavales sobre el césped ralo y amarillento, que no es vegetal propio de los jardines hispano-árabes como tampoco lo son gran parte de las especies que el jardín contiene (pimenteros, budleias, pitósporos, , forsitias, robinias, brachichiton, geranios, dalias, catalpas, jacaranda, cortaderias, , cañas de Indias, etc,…), echándose de menos en su lugar acantos y celindas, higueras y membrilleros, laureles, almendros, malvas reales y lentiscos entre otros.

Pero no queremos terminar sin decir que pese a los aspectos negativos que hemos ido reseñando al paso de la descripción, todos ellos subsanables con cuidados y previsibles cambios, el hecho en sí de un nuevo jardín para la ciudad es digno de alabanza, máxime en Córdoba, tan necesitada de ellos para mitigar las calores del estío, y tan depredada últimamente en muchas de sus crecidas arboledas, de lo que puede ser ejemplo a no seguir lo ocurrido en el entorno e interior de los Jardines de la Merced.
Manuel de César
Diario Córdoba, 26 de enero de 1993