Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).
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Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
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Pedro Berruguete
Pedro Berruguete (Paredes de Nava, Palencia ~1450 - 1503) fue un pintor español, uno de los máximos representantes de la transición del Gótico a la pintura renacentista en su país.
La mención a un «Pietro Spagnuolo pittore» trabajando en Urbino en 1477, hizo que, desde 1927, se identificase al así llamado con Pedro Berruguete, suponiendo una formación y estancia italiana del pintor que no es aceptada por toda la crítica. Tras su formación, probablemente con Fernando Gallego en Salamanca, habría viajado muy joven a Italia, donde trabajó bajo el mecenazgo del duque de Urbino, Federico de Montefeltro, lo que le habría permitido conocer a los principales artistas del Quattrocento, como Melozzo da Forlì. Berruguete habría aprendido en Italia importantes técnicas como el dominio del espacio, anatomía, composición, variedad y naturalidad en los gestos, además de los elementos arquitectónicos y decorativos propios del Renacimiento, aunque de regreso a Castilla hacia 1483 estas características no se muestren de ninguna forma evidentes.
Fue padre de uno de los artistas más destacados del Renacimiento hispano, Alonso Berruguete.
Biografía
Pedro Berruguete nació en Castilla y sus primeras obras delatan este origen y su adscripción a los modos gotizantes que predominaban en el arte de la época. Su aprendizaje artístico es bastante desconocido. También plantea muchas incógnitas su viaje a Italia para trabajar en el Palacio ducal de Urbino, donde habría coincidido con el flamenco Joos van Wassenhove (Justo de Gante). En Italia habría pintado una serie de retratos como, por ejemplo, el de Sixto IV que se encuentra en París, en el Museo del Louvre. También el retrato de Federico de Montefeltro con su hijo Guidobaldo (Urbino, Palacio ducal), además de colaborar en obras de otros autores, como Piero della Francesca. Además del citado documento de [1477]], el testimonio más antiguo de la presencia de un pintor español en la corte de Urbino se encuentra en la obra de Pablo de Céspedes, quien en su Discurso de la comparación de la antigua y moderna pintura y escultura, escrito en Córdoba en 1604, establece una clara diferencia entre "Berruguete el viejo, padre de Berruguete" y el «otro español que en el palacio de Urbino, en un camerino del duque, pintó unas cabezas a manera de retratos de hombres famosos, buenas a maravilla». Después de su presunta estancia italiana, Berruguete habría regresado a Castilla, donde parece que encontró una buena clientela en el estamento eclesiástico, de ahí que sus obras a partir de este momento sean predominantemente religiosas.
Lo cierto es que en 1478, sólo un año después de ser mencionado en Urbino «Pietro Spagnuolo» y cuatro antes de la fecha probable del retrato del duque de Urbino, Pedro Berruguete contrajo matrimonio en Paredes de Nava, fechándose en ese mismo año sus tablas de Santa María del Campo.
Según Juan Agustín Ceán Bermúdez aparece documentado en Toledo en 1483, lugar en el que decora los muros de la Capilla del sagrario viejo de la catedral, aunque la documentación subsiste remite más bien al año 1493. Tras la que habría sido una primera estancia toledana habría vuelto a su población natal y ejecutado el retablo de Santa Ana y la Virgen (1485-1488). En esta fecha vuelve a Toledo y, tras un periodo de silencio documental, trabaja de nuevo en dicha ciudad en 1494. Recibió un encargo del inquisidor Tomás de Torquemada, realizando el retablo mayor del convento de Santo Tomás de Ávila. Destaca de este retablo la pintura Auto de Fe presidido por Santo Domingo de Guzmán que se encuentra en el Museo del Prado. Su última etapa transcurre en Paredes de Nava donde pinta obras como el parcialmente desaparecido retablo de Guaza de 1501. En su pintura destaca la influencia del Renacimiento italiano, en el hecho de querer enmarcar las figuras y las acciones en el espacio, mediante la utilización de la luz y la perspectiva. Cuando vuelve a Castilla, pierde el interés por el detalle y sus figuras se vuelven más sobrias, quizá como adaptación de su estilo a los gustos más arcaicos de sus comitentes.
Obra
Primera etapa
Primera etapa (entre 1470 y 1471) antes de partir hacia Italia: Verificación de la cruz de Cristo de la iglesia de San Juan de Paredes de Nava o la Adoración de los magos de la colección Várez Fisa.
Segunda etapa
Segunda etapa y supuesto viaje de aprendizaje en Italia (1471 - 1483). No se conservan demasiados testimonios de la obra de Berruguete en esta época, y los que existen son controvertidos en cuanto a autoría. Destaca sobre todo el Retrato de Federico de Montefeltro y su hijo Guidobaldo (Galería de las Marcas, Urbino), excelente y original muestra de retrato "de aparato" en un interior; y la serie de Hombres Ilustres, repartida entre varios museos, entre ellos el Louvre. Esta estancia italiana se habría visto interrumpida por un viaje de retorno a Paredes de Nava en 1478 para contraer matrimonio, regresando luego a Italia.
Tercera etapa
Tercera etapa (1483 - 1503) de creación en Castilla. En este momento adapta el estilo que aprendió en Italia a los gustos de la clientela castellana, más conservadora y apegada a las maneras del Gótico.
En Santa María del Campo (Burgos), en la iglesia de la Asunción, se conservan dos obras importantes de este periodo: Decapitación del Bautista y Bautismo de Cristo. Ambas formaron parte de un Retablo de la vida del Bautista en origen, estando datadas entre 1483 y 1485, es decir, estaríamos ante unas de las primeras obras de esta tercera etapa castellana. Las innovaciones en composición y perspectiva traídas de Italia se hacen evidentes en estas dos obras. En la Decapitación, utiliza como fondo una arquitectura inspirada lo que hacía Francesco Laurana en ese momento en Urbino.
Quizá su obra maestra de esta época sea el retablo mayor de la iglesia de Santa Eulalia de Paredes de Nava (Palencia), donde a pesar de recurrir a elementos arcaizantes (composición frontal, fondo dorado), logra una galería de retratos de intenso verismo.
La Anunciación de la Cartuja de Miraflores destaca por el detallismo en los objetos y el interesante juego de perspectivas, que crea una perfecta ilusión espacial. En todas estas obras las figuras aparecen muy individualizadas, y el dominio del espacio, la perspectiva y la composición se enriquece con un certero sentido del dibujo y una sabia utilización del color.
Su último encargo fue el retablo mayor de la catedral de Ávila, que no pudo concluir debido a su muerte. Pintó para esta obra, de aparatosa arquitectura tardogótica, varias tablas con historias de la vida de Cristo para el cuerpo del retablo, y figuras de patriarcas destinadas a la predela. En estas pinturas, quizá por deseo de los comitentes, se ajusta a los esquemas gotizantes que imperaban en Castilla en ese momento, utilizando el fondo de oro y composiciones algo rígidas. Las figuras son de un canon más robusto y monumental que en obras anteriores, quizá con el fin de que destacaran en la lejanía de la capilla mayor. La muerte del maestro hizo que el retablo fuera concluido por Juan de Borgoña.
En el año 2003, con motivo de la conmemoración del V centenario de la muerte del pintor, se le dedicó una completa exposición monográfica en su localidad natal, Paredes de Nava, que reunió lo mejor de su pintura y permitió esclarecer algunos aspectos de su vida y obra.