Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).
PRÓXIMOS ACTOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba
Programa de la Semana Cultural "Córdoba de Gala"
Lunes, 27 de marzo, 19:30 horas, presentación de la novela "La confusión" del ateneísta Prudencio Salces.
El acto será presentado por Antonio Varo Baena. Sede del Ateneo.
Miércoles, 29 de marzo, 19:30 horas. Conferencia: "El yacimiento arqueológico de Ategua. Una visión actualizada",
a cargo de Camino Fuertes, Coordinadora del enclave arqueológico. Presenta, José Luis García Clavero. Sede del Ateneo.
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CONVOCADOS LOS PREMIOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
X Premio de Relato Rafael Mir.
XXXIX Premio de Poesía Juan Bernier.
IX Premio Agustín Gómez de Flamenco Ateneo de Córdoba.
Fallo de las Fiambreras de Plata 2022, relación de homenajeados aquí.
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Ángel García Hernández
Miguel Ángel García Hernández (Vitoria, Álava, 1900 - Huesca, 14 de diciembre de 1930) fue un militar español que encabezó el intento insurreccional republicano conocido como sublevación de Jaca, junto con Fermín Galán Rodríguez.
Ángel García era capitán en servicio al mando de la compañía de ametralladoras del regimiento Galicia Nº 19, con guarnición en Jaca. Junto con los también capitanes Fermín Galán, Salvador Sediles, Luis Salinas y Miguel Gallo y algunos paisanos, líderes locales del movimiento republicano, sublevó la guarnición, proclamó la República y marchó hacia Ayerbe y Huesca. Vencidas las columnas por las tropas gubernamentales junto a las lomas de Cillas, a pocos kilómetros de Huesca, los oficiales insurrectos fueron sometidos a un Consejo de Guerra sumarísimo, siendo condenados los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández a la pena de muerte. El 14 de diciembre, no obstante ser domingo, los condenados fueron fusilados junto a las tapias del polvorín de Fornillos, en Huesca. A diferencia de Galán, García aceptó los auxilios espirituales.
Las ejecuciones de los capitanes Galán y García Hernández causaron gran conmoción en todo el país, despertando un sentimiento antimonárquico que se extendió como la pólvora, lo que precipitaría el curso de los acontecimientos con la llegada, cuatro meses después, de la Segunda República.
Durante toda la II República Española, Galán y de García Hernández se convertirían en los mártires de la República.